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ART. V : HERMANO COCINERO 255 cma, pone cada cosa en su lugar y hace los demás ser– vicios necesarios. Use del combustible, como de todo lo demás, con prudencia, de suerte que ni escatime lo necesario, ni co– meta excesos repren!Sibles. Recoger y aprovechar la leña que se halla desparramada por la huerta, aunque parez– ca cosa de ninguna importancia, es harto significativ:1, porque el cocinero solícito en esto lo será también en lo demás. 662. Esmérese en conseguir que las viandas presen– tadas a la comunidad estén bien condimentadas y sabro– sas, para que los religiosos encuentren algún alivio en tomarlas. Tenga presente que los religiosos no tienen más que lo que se les sirve en el refectorio, y si, por en– contrarlo mal codimentado no pueden tomarlo, les será muy trabajoso sobrellevar las cargas de la vida religio– sa, y los exponen a perder la salud y aun la paz. Sea el cocinero mortificado en su persona, pero nun– ca y bajo ningún pretexto, mortifique, ni afHja a los demás religiosos con su descuido y negligencia. 663 . No es bastante que el cocinero asista con dili~ gente caridad a la comunidad, es también necesario que con ese mismo espíritu alivie y remedie las necesidades de los religiosos particulares. No es de su incumbencia examinar si las necesidades de los religiosos son verda– deras o aparentes; ni aduzca como pretexto para descui– dar el atender a las necesidades de los religiosos, el que de otro modo se introducen desórdenes y que todos Sf' harán delicados ; el examinar todas esas cosas pertenece exclusivamente ai Superior. Ni: aduzca tampoco la san– ta pobreza o la obediencia a la voluntad del Superior; saben muy bien los Superiores que deben amar y cuí-

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