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246 PART. 111, CAP. IX: Ol'ICIOS DE LOS HEF*.1A"'OS LEGOS mortificado, adusto y sin educación juzgan los seglarfs a los demás religiosos; como si todos adoleciesen de los mismos defectos. Por lalllo, el oficio de portero no se encomiende, ordinariamente, sino a hermanos legos ya solemnemente profesos 1 , que estén adornados de tales virtudes. Los Superiores corrijan con todo cuidado los defectos que adviertan en este particular en el hermano portero, y procedan aún a la remoción del que no cum– pla con toda exactitud, prudencia y caridad sus obliga– ciones. 633. Por su parle, el portero revístase de gran pa– ciencia; virtud muy necesaria para su oficio, mostrándo– se siempre con semblante risueño. Con nadie tenga largas conversaciones, mucho me– nos con mujeres; ni pregunte noticias del siglo, que no se edifican Jos seglares con semejantes preguntas, ni las esperan del religioso, que dejó las vanidades del mundo. Con prudencia y sencillez hable siempre con los se– glares palabras devotas que les sean de provecho para sus almas ; pero guárdese de hacerse director de almas, dándoles consejos de dirección espiritual. 634. Observe cristiana reserva con extraños, y mu– cho mayor si son seglares, no poniéndoles al corriente de las cosas de la comunidad; y observe inquebrantable secreto en cuanto a las normas o avisos qué el P. Guar– dián le haya dado respecto de los religiosos; normas o avisos que el Superior ha de ser muy discreto'"'en dar. 635. Evite el pedir cosa alguna en la portería sin el expreso consentimiento del Superior. Mas si espontá– neamente le ofrecieren algo, debe informar de ello al Su– perior, sobre todo si es de alguna consideración. Lo que 1 Or. 302.

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