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Al\T. lll: H:ERMANO POJ\Tií:l\0 245 gar a ninguno; mas cuando salga fuera del convento, debe dejarlas en la porterl<l, por lo que pueda ocurrir. Procure también con mucho celo que no se tengan conversaciones en la sacristía, sino que se guarde siem– pre en ella riguroso silencio l. 629. No permita que los religiosos lleYen a las cel– das o a otros sitios los misales, rituales y otros libros que se guardan en la sacristía, y están para el servicio de la iglesia, si no fuere por causa razonable y por bre– ve tiempo 2 • 630. Procure enterarse bien de lo que a él corres– ponde en cada festividad del año, para que pueda ob– servarlo fielmente. A este fin, lea lo que se dice en este Manual acerca de las fiestas generales y cuide de infor– marse de lo que prescribe el Ceremonial para cada una de esas festividades, como también de lo que el mismo Ceremonial dice sobre el sacristán y su oficio 3. 631. Los novicios no pueden ser encargados de la sacristía como sacristanes principales, sino sólo como simples ayudantes del sacristán, quien no puede em– plearlos durante las horas de las conferencias y demás ejercicios del noviciado. ARTÍCULO 11 1.-HERMAKO PORTERO. 632. Entre los diversos oficios de una casa religio– sa ocupa preferente lugar el de portero del convento : de su prudencia, celo, modestia y santa conversación de– p ende la quietud y buen crédito de la comunidad, la edi– ficación de los seglares y su devoción y afecto a los re– ligiosos. Por un portero imprudente, desatento, poco 1 Con. 07.-'.l C. 8._j3 C. 1-53.
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