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102 PART. 11, CAP. IT: LUGARES SAGRADOS Finalmente, en ninguna de nues[ras iglesias debe fal– tar el Vía-Crucis l. ARTÍCULO II .-CORO. 240. Los coros de nuestras iglesias sean sencillos, devotos y dispuestos de tal forma que la salud de los re– ligiosos no sufra en ellos detrimento. Donde el coro bajo estuviere detrás del altar mayor, comunicará con él por medio de dos puertas abiertas, una al lado de la Epístola y otra al lado del Evang~lio; sobre estas puertas se abrirán otras tantas ventanas, o montantes, bastante espaciosas para la ventilación del coro ; habrá, además, otra \'entana mayor en la parte de la testera. Con el fin de que los religiosos vean bien y cómoda– mente al sacerdote que celebra, sin ser vistos de los fie– les que se hallan en la iglesia, ábrase, entre el coro y el altar mayor, un vano de tal forma y tamaño que pueda verse al sacerdote durante todo el tiempo del santo Sa– crificio. H aya, también, en el coro bajo un altarcito o un cua– dro de la Santísima Virgen, cuidadosamente adornado con flores y velas, para rezar ante él el santo Rosario, las letanías de la tarde y otras oraciones. Póngase, además, el Vía-Crucis y algunos cuadros, que exciten la devo– ción de los religiosos. Finalmente, consérvese la signifi– cativa y laudable costumbre de colocar en nuestros coros y en lugar preferente, las imágenes de nuestros Santos Padres Francisco y Domingo. Con. 58.

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