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La primera época de Pamplona (1942·1948) 91 El colegio de Teologfa de pamplona can las misioneros que parten para china. 13 de abril de 194 7. De la estufa en el coro, austeridades y ayunos Fervor..., vida espiritual..., palabras que pertenecen a los sobados libros de devoción, pero que, por fortuna, eran realidad en la vida cotidiana del teologado. Yel joven profesor sin duda iba en cabeza. Tiempos que vistos a distancia se nos antojan duros por la mucha austeridad, con observan– cias severas, que eran asumidas como algo connatural a la opción de vida capuchina. Así los maitines a medianoche, cortando el descanso noctur· no; así el andar descalzo lo mismo en tiempo placenrero que en riguroso invierno. Pamplona conoce las nieves invernales, pero el coro de los frai– les, donde se consumen tantas horas de oración en el rezo comunitario o en el silencio personal, no conocía lo que es la estufa bienhechora, que se colocó en diciembre del 42... ¡Y de ayunos? La huerta conventual, her– mosa huerta de Extramuros a la ribera del Arga ycon su noria para el rega– dío, estaba plagada de puerros, no sé cuántos miles, porque todos se con– sumían; todos eran necesarios para la observancia de las cuaresmas tradicionales de la Regla. A lo mejor, al escribir parece que estamos asustando. No. La vida era llevadera, pero austera. Son pinceladas para encuadrar el retrato del P. Lázaro en su tiempo y ambiente, y para decir que él fue un hombre ente· ro y consecuente, fervoroso en la piedad y aplicado al estudio. Sigamos con el estudio.

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