BCCAP000000000000132ELEC

Sacerdote y estudiante en Roma 1939-1942 77 En junio terminé la carrera sacerdotal. Yo daba casi por seguro que figuraría en la expedición que iba a prepararse para China al tenninar nuestra guerra. Hubo capítulo provincial entonces mismo; el nuevo P. Provincial, apenas elegido, me encontró en el clausrro y me dijo sin más que estaba destinado a ir a Roma a estudiar Historia Eclesiástica. Yo le manifesté al punto 'mi sorpresa exponiéndole mi ilusión por ir a China. Pero no me valió. A pesar de tratarse de un destino honroso, la verdad es que quedé desconcertado, como si algo vital se desplomase ante mí. Fui a la celda, hice mi acto de aceptación ante el Señor y ante el cuadro de la Divina Pastora, y doblé con rristeza el mapa de la misión de Pingliang (China), que siempre tenía delante, pintado por mí mismo. A los pocos días, efectivamente, se publicó la lista de los misioneros que componían la expedición que pronto se embarcarfa para China. Mi nombre no figuraba allí; en cambio sí estaba entre los afortunados el amigo a quien yo había contagiado con la vocación. Vino él mismo a comunicarme la noticia y me halló estudiando alemán como un pobre recluido. Me dio mucha envidia; él también sentía pena de ir sin mí. De hecho, a úlrima hora, cuando ya estaban hechos todos los preparativos y se habían celebrado despedidas emocionantes, la expedición no se embar– có, debido al estallido de la guerra mundial. * * * En la portada de nuestra revista Verdad y Caridad, que con tanto cari– ño era recibida por el público devoto afecto a los capuchinos, estaban las cuatro fotos de los privilegiados misioneros que iban a ir a China: P. Macario de Mondragón, P. Venancio de 1-luarre-Araquil, P. Martín de Sesma y Fr. Santiago de Goizueta. Felices ellos. No estaba la foto del P. Lázaro de Aspurz, ¡qué desolación! 56 • Mas para estas fechas el P. Lázaro ya había emigrado a Roma. Camino de Roma (octubre 1939) Concluidas las clases en junio, el P. Lá<aro y el P. Evaristo descansaron en verano con los estudiantes en la sierra de Urbasa. Tristísima tanda aquella randa de julio por el remate inesperado. La víspera de bajar, Fr. " El P. Luis Ortigosa, trazando al semblanza de su tío el P. Martín de Sc•ma. evoca con datos pre– cisos las circunstancias de csla expedición frustrada. Se iba postergando el viaje. "La revista ve,rJad y Caridad del mes de mayo de 1940 trajo en portada la fotografia de los misioneros... Por aquellos días los misioneros con el pasaje en la mano se habían despedido de sus lamilias y de los seminarios. Estando en San Scbastián, les llegó el telegrama de la empresa naviera italiana desde Gcnova, sus– pendiendo el viaje: Italia iba a entrar en guerra. la segunda guerra mundial" (Boi.Of 51, 1966, 382).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz