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Frrt Lazaro: et noviciado en Sangoesa (1931-1932) 49 A los novicios hada aprender de memoria la Pasión de San Mateo, complecada con los pasajes de los otros evangelistas, el prólclgo del Evangelio de San Juan y e l mencionado sermón de la Cena; hizo comprar para cada novicio un ejemplar de la Synopsis eiiangélica de Fillion, y era de los pocos libros que les permitía tener en la celda. En su noviciado se estu· diaba por extenso la vida de Jesucrisro, aun bajo el aspecto crírico, y hada que los novicios dibujasen como por entretenimiento el mapa de Palestina con los viajes del Salvador y las localidades relacionadas con su vida terrena. La Pasión del Señor era su tema normal Je meditación; y para mejor iniciar a los novicios en su consideración hizo un exrracro de las medita· ciones del P. Bérgamo, poniendo de relieve el pensamiento cenrral de cada uno de los punros. En la noche del Jueve~ Samo, en el que se llevaba el Sanrísimo a la capilla del Noviciado, reunía a todos los novicios en torno al sagrario y en una fervorosa plárica reproducía con la mayor fidelidad posible la escena de la cena úlrima y de la institución de la Eucmisría, recayendo siempre en su rema favorito del sermón de la Cena; daba permiso para que los que quisieran se quedaran allí a pasar la noche, pero luego los iba enviando a dormir; creemos que él no dormía aquella noche del Jueves al Viernes Sanro"' 0 • El año del noviciado fue una experiencia de cielo Lo que acabamos de escribir nos hace barruntar cómo fue por tlentro el noviciado de Fray L~zaro. En efecto, ese barrunto es verdad, a l volver de nuevo a sus páginas confidenciales. * * * El año de noviciado fue una experiencia de ciclo. Tuve la suerre de rener por maesrro de novicios a un santo, de intensa vida interior. Má' que por sus cualidades humanas, que eran pocas, obraba en nosotros con su ejemplo. De él <lprendí a centrar mi vida en Jesucristo. Fui feliz. Y no es que consiguiera grandes éxitos en mi vida espiritual, ya que aquelk> era un conrinuo comenzar; pero en aquella ilusión renovada por elevarme, en aquel esfuerzo diario por acercanne al Sei'lor en la oración, en aquel ambiente de sencillez y diafanidad en que se de~ltzaba el noviciado, había paz y alegría verdadera. Seguramente que había mucho de artificial en 1 Ezequielde Legt1rit1.... 107-108

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