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Bien. siervo bueno y fiel 351 Cada cual lleva adentro su pena y su alegría, que como dice una vieja sentencia de la Escritura: "El corazón conoce su propia amargura, y con ningún extraño comparte su alegría" (Pro 14,10). ¡Cuáles fueron los últi– mos sentires de este hombre cuya vida recordamos con elogio y afecto? ¡Cuáles fueron sus taras y traumas, sus miedos, sus victorias, sus preferen– cias..., en una palabra, sus amores y temores? Es mucho preguntar, y res– petuosamente no sabemos responder. Vislumbramos algo, pero sus últimos secretos fueron suyos. Un dolor lacerante fue la enfermedad de su hermano capuchino. Alguna vez le oí una frase como w1 quejido, que podía ser así: Dios sabe lo que esto me hace sufrir. Su hermano el P. Lorenzo de Aspurz (más tarde P. Jesús lriarte), como estudiante teólogo había sido alurnno suyo; cantó misa en diciembre de 1947. Era un hombre emprendedor, lleno de dinamismo apostólico; se especializó en ciencias sociales de cara al ministerio. Fue a Ecuador en 1953 y tuvo que regresar en 1961, por los claros signos que habfa dado de un desequilibrio esquizofrénico, que se descubrió era algo profundo e incurable. En la provincia fue sometido a tratamiento psi– quiátrico, e incluso tuvo que ser internado por temporadas, siendo en ver– dad ediftcante en su comportamiento sacerdotal. Padecía una manía per– securoria, y pensó que trabajando en el clero secular se vería liberado. Tanto le insistió a su hermano Lázaro, que al fin éste se decidió a tratar del asunto con el P. Provincial y el Arzobispo de Pamplona. Pero el Dr. Soto no veía la solución en un cambio de vida. Felizmente no se dio este paso 580 • Y el P. Jesús fue un capuchino ejemplar, silencioso, recluido en el convento, colaborando con escriros, cuya procedencia se ignoraba, como los artículos acerca del P. Esteban de Adoáin, con seudónimo en la revis– ta popular de "El mensajero de San Antonio" o escribiendo el calendario de San Antonio de Zaragoza. La hermana muerte le vino al encuentro el día de la Porciúncula en Zaragoza, 2 de agosto de 1991. Un buen compañero y hermano de fat igas apostólicas en los tiempos de Ecuador, el P. Rogelio Ballona, unos cuan– tos años mayor que él, residente en el convento de San Sebastián, le pro– puso, como otros años, ir a Zaragoza a ganar el Jubileo de la Porciúncula, "" En una carta del 20 de rebrero de 1963 escrita a su hennana Sor M' Ester de los Ángeles (hoy Sor Visitación) escribe el P. Láz.1ro con plena sinceridad de hennano del diagnóstico del Dr. D. Federico Soto. jefe del llospital Psiquiátrico de Pamplona y de las conversaciones tenidas con el Sr. Arzobispo de Pamplona. ~>EJ Padre Provincial accedió en seguida y ha otorgado ya la autorización para que viva fuera del convento. por ahora durante seis meses. y luego prolongando este pem1íso, para dejar el hábito relig_io!lo y vestirc.n todo como sacerdote seglar".

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