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26 VOCACIÓN Y CAMINO (1913 • 1942) una nodriza. Su hermana gemela, Juanita, fue llevada a la Matemidad ue Pamplona... Había una posibilidad de dejarla en adopción; su padre se negó en absoluto. Iba " verla, pero un dfa, a los diez meses, llegó la fata l noticia de que la chiquilla había muerto... "De estas cosas no hablábamos en casa...", dice pensativa Visitación volviendo con sus recuerdos a su adolescencia. El padre era tremendo por su fe y su entereza... ¡ tenía una ilusión enor– me por ver a sus hijos sacerdotes cuando ya se habían encaminado al seminario. Recuerda a la abuela paterna. Sr, mi abuela nos quería mucho a todos, pero e l P. Lázaro era el único de la fam ilia que le llamaba "abue– lita", los demás le decfamos "abuela", y él incluso de mayor le llamaba "abuelita"... Después de charlar con Sor Visitación han llegado a mis manos -pro· videncia del Señor, no lo dudo- unas hojas confidenciales que el mismo P. Lázaro escribió para una confidente espiritual. Con libertad de corazón y, previo consentimiento, vamos a abrir estos secretos del corazón. ¿Cómo era en verdad Romunldo? ¿Cómo se fue abriendo su alma a lo noble, a lo bello, en aquellos tiernos años de la infanc ia, en los que Dios amanece como una presencia pura, callada e insinuante? Y¿cómo eran, en el alma del ya maduro P. Lázaro, los padres de su infancia... ? Oigamos. Mis padres' Cuando mis padres me dieron al mundo, aquel 3 L de julio de 19 13, eran muy pobres. Mi padre había quedado hu~rfano apenas nacido y su madre, mi extraordinaria abuela, quedó muy prontO en la indigencia, no obstante proceder de una familia bien acomodada. Tuvo que sacar la vida trabajando mucho y mi padre estuvo sirviendo desde niño. Cuando pudo establecerse por su propia cuenta juró, como nos lo repetía muchas veces, que ninguno de sus hijos e hijas iría a servir; y lo cumplió: en nuestra casa siempre hubo trabajo de sobra para todos los hijos y aun para peones y criados. Era hombre de mucho coraje, emprendedor, práctico y a l mismo tiempo idealista, generoso; si por un lado ahorraba y hacía ahorrar hasta el último céntimo y la última miga de pan, por otra parte no le dolía dar limosna a todo el necesitado, y era el primero en aporcar su óbolo a las •A partirde aquí todo el resto del capitulo es transcnpcoón de lo que llamamos Votas confiden– cial•s o eventualmente páginas confidenciales. Como referencia nos remitimos a AIIPCP. .eceión ReserWJdo, sin dar ulteriores descripciones. En relato autobiogr:lfico "" deja entender por el contexto si es-ramos citando literalmente esta información.

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