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Romualdo, silencioso y sol\ador. Aspurz 1913-1926 25 Hay un siglo de distancia emre Esteban de Adoáin y Lázaro de Aspurz. pero un siglo no ha hecho variar el paisaje, salvo la carretera, ni los cul– tivos de la zona, que con fruición, como cosa bien sabida, ha pintado el biógrafo. Al fin las mismas layas que tiró al ribazo el mozo de casa Encko que se fue fraile son las layas que veía Romualdo en el pueblo y en casa de su padre. Confidencias He conversado ccm la hermana religiosa del P. Lázaro, Visitación, a quien no he conocido sino después de la muerte de su hermano. A estas alturas, cuando la vida, ya concluida, es amor coronado y gloria, se puede recordar con paz los días duros. Porque el idilio de la vida familiar, idilio de amor, sí, que mantenía sólidas las familias, chocaba con la terrible aus– teridad que imponía la pobreza. Visitación no "conoció" a su hermano sino de mayor. Ella vino al mundo cuando Romualdo llevaba dos años en Alsasua para capuchino. Luego el día de la profesión en Sangüesa fue con la familia, y muy peque– ña como era se llevó un susto grande al ver a su hermano con barbas... Ai'ios más tarde camó misa el hermano y emonces fue distinto. Pero Visi puede hablar evocando recuerdos familiares. Cuando ella nació vino la desolación a esta casa. Su madre murió a los veinte dfas. ¡Qué hacer con aquellas dos criaturas que necesitaban el pecho o el bibe– rón? Ella fue llevada a un pueblo cercano, Arboniés, para ser criada por

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