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Maeslfo ele novicios, 1963-1965 167 novicios, ya no en Sangüesa sino en Estella. Ha cursado la carrera de Pedagogía en la Universidad Salesiana de Roma. A este hermano pedi– mos que evocara cómo era el noviciado del P. Lázaro, cómo educaba el P. Lázaro. Y ésta es la semblanza que nos traza.m *** Cuando nosotros fuimos de Zaragoza a Sangüesa para hacer el novi– c iado nos recibió como maestro de novicios el P. Alfredo. Había termina– do el capítulo provincial en el que se había nombrado como maestro al P. Lázaro, pero no pudo incorporarse hasta un mes má~ tarde, más o menos hacia finales de agosto. Pude comprobar durante~ tiempo lo que era el noviciado con el P. Alfredo. Cuando llegó el P. Lázaro quedarnos impresionados, en parte por toda la aureola que sobre él se había formado como d irector de teología, profe– sor, definidor, posible provincial, etc. y en parte por su presencia como persona ap<Hentemcnte fría, fuerte y distante. Pronto pudimos comprobar que roda esa estampa externa no se correspondía con la realidad de super– sona. Lo hemos visro cercano, competente, volcado totalmente en su labor educativa y en el acompañamiento personal, comprensivo, dotado de un enorme sentido común, apasionado por la Orden, luchador por abrir caminos nuevos en nuestra vida en aquellos años del concilio, com– petenrísimo en sus charlas y conferencias continuas preparadas a con– ciencia, trabajador incansable y un largo etcétera. En sus clases nos contaba muchas situaciones y vivencias personales. Pronto pudimos darnos cuenta del dolor grande que le suponía su trasla– do. El convento y seminario de teología de Extramuros, sus investigacio– nes, sus clases y su convivencia con los estudiantes de teología constituí– an un núcleo muy central e importante de su vida. He vistO en algunas ocasiones cómo tenía que interrumpir sus conferencias a los novicios embargado por la emoción cuando conraba algún recuerdo de estudiantes teólogos enfermos e inclusos muertos, a quienes él había atendido con toda dedicación. En esos momentos le veíamos luchar con rodas sus fuer– zas y tragarse las lágrimas para contener la emoción, hasta que no tenía más remedio que confesar la evidencia de su estado de ánimo. El traslado a Sangüc~a fue una situación difícil y costosa, pero ya desde el primer día se entregó con ilusión y con empeño a su nueva rarea en el noviciado. Corto de José Luis /so o Rufino Maria GrtiiiCie::, Logroño. 29 de enero de 1998.

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