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El oorazón de la mujer 159 años, otras conferencias formativas. Me cogían en magnetófono la mayor parte de las conferencias y luego las han ido escuchando. Es decir, que tie– nen de mí un concepto muy elevado. Las superioras me han consultado sobre asuntos de la Congregación más de una vez y, por consejo mío, aun– que no exclusivo tienen ahora la casa generalicia en Roma. [...] Es una Congregación que me gusta mucho, no tanto por ser hennanas nuestras, fundación de un capuchino y muy unidas a nosotros, sino por el estilo de las comunidades y del Lnstituto. Hay entre ellas religiosas muy bien for– madas y dan ahora una formación muy completa a las religiosas jóvenes, pero no afectan esa especie de conciencia del propio rango que suelen ofrecer otros instirutos que se las echan de distinguidos. Son llanas, sen– cillas, alegres; saben vivir el esp[ritu de familia, se abren fáci lmente a la mentalidad moderna, las superioras ejercen una autoridad bastante com– prensiva y maternal. No he sido confesor ordinario, pero he confesado muchas veces a las novicias y a las religiosas como extraordinario y con ocasión de darles los ejercicios. Por otra parte en los últimos años había muchas religiosas, generalmente jóvenes estudiantes, que se dirigían conmigo. Algunas de ellas solían venir a la iglesia del convento y otras esperaban a que yo fuese a Burlada por cualquier motivo.Todavía me siguen escribiendo algunas de ellas. Villa Teresita Los retazos que hemos presentado son bastante para entender el mundo espiritual de la religiosa en el que ha entrado este capuchino de ojo penetrante, de discreta sensibilidad que discretamente se recataba de presentar al exterior. Pew hay otro grupo femenino que no es de religio– sas, sí de personas consagradas, que el P. Lázaro pudo recordar con mucho agrado. Este es "Villa Teresita", unas mujeres consagradas, pero con un corte bien distinto de lo que en aquellos años era cualquier convento de religiosas. * * * Aun queda otra forma de ministetio entre mujeres consagradas. El ins– tituto secular de "Villa Teresita", cuya fundadora es lsabelita Garbayo, alma muy espiritual y muy de mi gusto, me buscó para encargarme de la formación ascética de sus novicias. Mejor dicho, ya ames había tratado con ellas, porque tengo una prima en el instituto, que ahora es directora de la casa de Valencia y antes estuvo al frente de la de Pamplona. La fina-