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156 FORMADOR EN LAPROVINCIA (1942-1965) de la carretera de Guipúzoca era un complejo muy grande para dar cabi– da a los diversos componentes o emidades. Aparre de lo que conocemos estaba el aspirantado de jovencitas con signos de vocación para Oblatas. Dirección a fondo Como era natural, las religiosas oblatas iban aprovechando mi presen– cia en el confesonario pma pedirme también ellas dirección. Así comen– zó muy pronta mi labor entre las mujeres consagradas, labor en que siem– pre me he desenvuelto con gusto y con éxito por la gracia de Dios. Así entró el P. Lázaro en el corazón de la mujer, que para el hombre es un terreno sagrado, misterioso en hondo sentido, lleno de fascinación y de belleza, pese a las ruindades y medianías; en fin, el Eterno femenino. Ayudó a muchas religiosas. Unas, almas apocadas, desalentadas en su vocación y entrega, a las que había que llamar al fervor; "otras trabajadas de luchas fuertes y tentaciones; o rras amargadas, violentas con sus supe– rioras, víctimas muchas veces de la incomprensión de éstas; y otras, buen número, generosas, finas, almas selectas". En suma, mirando el panorama a la vuelta de unos lustros puede decir que unas veinte religiosas de las Oblatas se dirigieron espiritualmente en serio con él. Y guarda un recuerdo muy especial para una "alma muy con– templativa..., que me ha proporcionado grandes consuelos"' 6 ' . En el Colegio del Amor Misericordioso El Colegio del Amor Misericordioso fue una de las capellanías atendi– das por los capuchinos de Extramuros. Allí prestó algunos servicios el P. Lázaro, lo mismo que otros capuchinos. Era una comunidad de unas ocho hermanas, con un aspirantado de unas 50 adolescentes, al paso que tení– an también niñas recogidas. El P. Lázaro fue confesor de aquella comunidad y también se le brindó la oportunidad de dar algunas instrucciones en la sala recibidor. Y a la ver– dad que no se sentía cómodo. Desde su punto de vista el P. Lázaro opin::• así: "Aquellas instrucciones en el recibidor no eran todo lo espontáneas y familiares que yo hubiera querido. Algunas religiosas estaban muy atadas; no sé si me tenían miedo a mí, o a la superiora. En general me pareció siempre que era un defecto notable de formación de la misma Congregación". •w Sabemosque esta ejemplarreligiosa es una hennana anciana. muy enfem1a, privada ya del uso habitual de sus facultades.

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