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Auge y plenitud, 1951-1963 145 sí -humilde confesión- ser definidor, no por vanagloria y prest\gio, sino como plataforma de seguridad para el colegio. En el capítulo de 1954, nuevo empeño y fracaso de esa candidatura que un grupo quería llevar adelante. Al fin en el capínalo del 57 el P. Lázaro es elegido definidor, incluso primer definidor, cargo que comportaba el de Vicario Provincial, al fren– te de la provincia en ausencia del Provincial. El capítulo del 60 fue pelia– gudo. Un sector quería apartar al P. Lázaro del definitorio y que tampoco accediese otro nombre que sonaba, más o menos de la misma rendencia, Jerónimo de Lezáun, entonces guardián de Extramuros. Hay opiniones y pareceres, claro está..., aunque en buena ascesis religiosa no se podrá hablar de la oposición. Pero ahí están los hechos vividos por los protago– nistas, sus impresiones, sus desahogos, sus confidencias (nos referimos, en exclusiva, al P. Lázaro). En el 63 las cosas se habían puesto de forma que, a juzgar por el esta– do de opinión de la asamblea capitular, el P. Lázaro era provincial a la mañana siguiente. "Andaban de por medio varios asuntos de gran impor– tancia en que muchos no estaban conformes con lo que se iba haciendo en la provincia: el nuevo Colegio de Lecároz, el nuevo Seminario Seráfico, etc." Pero todo cambió inesperadamente en una noche (impre– siones del protagonista) y el P. Lázaro definitivamente no sería provincial. Comenzaría su etapa de Maestro de novicios. Pero antes tenemos que hablar de algo muy importante. EnBéni<con Péret dt Urbe!, OSB yOan:!a Villoslada, SI. Agosw 1957.

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