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134 FORMADOR EN LAPROVINCIA (1942-1965) ]est~cristO No te voy a decir nadn nuevo del Gran Mae&tro.Jesucristo se dice todo Él mismo. Quiero tan solo hacerte pensar un momento en la gran reali· dad que se nos avecina. Concreticemos la fórmula: Sacerdos a lter Christus: Yo, Fray ... Cnsto. Para que llegue a calar hondo en nuestras alma& este pensamiento, es necesario poseer de antemano dos conocimientos firmes: ·Tú te conoces más o menos. Ahonda estos meses en tu pequeñez y vileza. Piensa en lo que eres, en lo que vas a ser y en lo que hubieras sido. Piensa, piensa mucho en ti mismo. • Jesucristo ha sido para nosotros objeto de muchas meditaciones. ¡Conocemos a Jesucristo? Yo no concibo a un especialista sin un amor loco por su especialidad. El sacerdore es, o debe ser, un especialista de Cri ro. ¡No ha Llegado toda– vía a entusiasmarte su persona? Lanza una mirada sobre los sacerdotes que conoces. ¡Te llenan? Ahora puedes mirar e l sacerdocio con mirada serena. Más tarde corre el peligro de que sea interesada. Y acuérdate para siempre del juicio que ahora for· mulas. ¡Sabes dónde se encuentra el fallo de un sacerdote mediocre? En la ínfima especialización de Cnsco. ¡Sabes dónde radica la base de un sacerdocio samo? En la máxima especialización de Cristo. Especialízate en Cristo. Medita mucho en ti mismo. Luego piensa: Ego, Fr. ... Christus" 110 • Ame los Ejercicios ¡Madre Inmaculado, ncógeme en el re~o de tu pureza, envuélme en el resplandor de (tu) santidad privilegiada! Siento, en esta hora cenital, el peso de mi realidad frente a la gran realidad que viene sobre m f. Otra vez el Seis illos esse dignos? l¡Sabes si son dignos?]. Mis superiores me han juzgado d igno y responden de mf ante la Iglesia. Pero ¿lo soy? Nadie lo ha sido hasta ahora sino Él, el sacerdme ererno. Por eso no me abate mi indignidad ni me reriene la distancia, ahora más palpable que nunca, entre rama grand<.oza y mi pequeñez. Sé también que aun de mi dignidad relativa, la que yo podía y debía haber adquirido en mi larga pre– paración, rengo poco de qué presumir. Mas aun así Dios me llama, me ,... Accedlte. n. 2, folio 2.

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