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116 FORMADOR EN LAPROV1NCIA(1942-1965) PROGRAMA Sacerdote l. Mantendré la firme persuasión de que la eficacia de mi Sacerdocio está en relación directa con mi vida de oración, mi fidelidad a la obser– vancia regular, y el cultivo del estudio. 2. No consideraré ajena a mi destino ninguna de las formas de Aposwlado moderno, máxime cuando se trata de secundar las directivas de la Sama Sede, de los Obispos y de los Superiores generales. 3. Colaboraré y fomentaré el espfritu de colaboración con mis herma– nos en el Sacerdocio; estimularé roda buena iniciativa y me guardaré muy bien de hacer objeto de mi crítica sobre todo a mis hermanos de hábito, mucho menos a los de m1 propia comunidad. 4. Mi consigna será: Nunca desrruir lo bueno, por poco que sea; cons– truir siempre; ahogar el mal con la abundancia del bien. 5. Respetar codo lo ajeno: las personas, las ideas y las obras. Me ale– graré del bien que se hace, aunque lo hagan los excraños, "dum omni modo C hristus annumietur" (Phi l. 1,18). 6. Al juzgar sobre el valor de nuestras accividtules apostólicas, no aren· deré al provecho económico que reportan ni al prestigio mundano que nos pueden granjear, sino al avance del reino de C risto. El buen nombre de nuestro hábito se nos dará por añadidura. 7. Practicaré la dirección espiritual. en la mcdid<J que me sea posible y me prestaré con celo e interés a todos mis hermanos religiosos que me la pidan o la necesiten. 8. A la sencillez franciscana uniré la dignidad, seriedad y distinción de Minisrro de Crisw. Pero nunca consideraré indigno de mi carácter acer– dotal el cuidado de los enfermos, el mezclarme entre los necesitados y aun eiLrabajo manual. 9. Observaré y procuraré que se observen los puntos de vista francis· C<ll10S en las relaciones con el Clero secular: reverencia, colaboración, sumisión, caridad; nunca hablaré mal de los sacerdo[es ni de otras órde– nes religiosas. 10. Me sacrificaré por la~ almas en el ministeno del confesonario, reci– biendo a toda clase de personas con espíritu sobrenarural y con desinterés y desechando toda envidia o celotipia.