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' .. CAPITULO VIII _EL PADRE ADQAIN ENTRE LOS SALVAJES 1843 L¡,EGADA A GUACHARA. - SORPRESA DE LOS INDIOS.- SU FISONOMIA. – BAILE DE HONOR.- USOS . Y COSTUMBRES.- EL PADRE ADOAIN TRAZA EL PLAN DE APOSTOLADO.- A FUNDAR TRES PUEBLOS.-LOS FEROCES CHIR-ICOAS -.:;' L 11 de mayo de 1843,. fué día de la más intensa emo– L . ción ·para nuestro intrépido misionero. «El día 10 pa– samos el río Araucn y el '11 llegamos a tan suspircrdo lu– gar» (l). Era la aldea de Guachara. Suspirado lugar, dice· nuestro misionero. Pero ¡cuánta miseria! Los edificios redu– cíanse a cuatro postes y una techumbre de paja larga y barro. La mayor parte de las cabañas carecían de paredes; estaban abiertas a los cuatro vientos. Las fabricaban así para poder cambiar de residencia fácilmente cuando se les. antojaba. Dentro de ellas no existía ajuar de ninguna clase. Sólo un chinchorro o red que sirve de cama, colgado del techo,. una caldera de barro para cocer los alimentos, los rústi– cos abanicos para defenderse de los mosquitos, las flechas y el arco. Con el P. Adoain iba el P. Julián de Hernani. Pronto fueron vistos por los salvajes. Y luego .se les acercó un nutrido grupo con su jefe a la cabeza, mostrándose un tanto recelos.os y sorprendidos. Vearnos ·las impresiones que· experimentó el Padre Adoain, según él las refiere: «¡Cuánta compasión sentí al ver que tanto los hombres como las mu- (1) C. I, pág. 24. •

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