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78 El Padre Esteban de Adoain «La tierra se halla infectada de insectos, en gran parte ve– nenosos. Las culebras son muchas'; pero .la cascabel y mapanares, s on las que causan más víctimas, tanto en animales Como en per– BOnas. <<Los n1osquitos zancudos y pullones se dejan ver como nubes; y molestan tanto, qqe nadie puede dormir sin mosquitero; y pues– to el sol, es preciso cerrar todas las puertas y ventanas para que no entren. «La nigua, solo conocida en América, es muy parecida a la. pulga; solo que tiene blanca la parte posterior de su cuerpo, y la boca armada de una trompita, con la que se intrpduce en los pies <le las gentes y también en los dedos de las manos (como a mi me sucedió y me costó cinco días curar) . Es preciso sacarla en su prin– eipio c-on toda sn conchita, porque si esta queda dentro, es como un veneno; y sac.ada la pulga, si se moja luego la lesión, causa un pasmo que Heva a uno a la sepultura. ·Una gran parte del ejército de MOrillo se perd!ó por nQ saber qué era este insecto, como tam– biér~ nos sucedió a nosotros en un principio. Hay también infinidad de otros insectos, que no dejan plantar ni coles, ni lechugas, ni to · mates».
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