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72 El Padre Esteban de Adoain Poi aquellos días salían también otros m1s1oneros para sus respectivos destinos. A mediados de aquel año había en Venezuela cerca de ochenta religiosos Capuchinos dis– tribuídos por las 'provincias de Cumaná, Barcelona, Cara. cas, Apure, Maracaibo, Guayana y Río Negro. ¡Prometedora legión de apóstoles, todos jóvenes, animados del mejor es– píritu, dispuestos al sacrificio! <El día 16 de marzo, el Padre Julián y yo llegamos a mi parroquia de Parapara, donde ·permanecimos hasta el 24. Lo mismo fué saber que llegábamos, que salir toda la población a nuestro encuentro. Entre dulces cánticos a Ma– ria Santísima y un repique general de campanas fuimos recibidos en esta religiosa parroquia. Fué tanto el concurso, en. estos días, de los que querían confesarse, que por más que trabajamos, no pudimos satisfacer la devoción de to– dos. »El 24 por la tarde se desarrolló la escena más conmo– vedora que he presenciado hasta hoy. Llenóse la casa,. la entrada y la calle, de un inmenso gentío; y todos gritaban que no nos fuéramos y no los abandonáramos. Como el nuevo Párroco estaba presente, les decíamos: "Aquí tenéis vuestro Párroco". Pero ni aun así cesaban las voces y los llantos. »Cuando nos vieron montar, todos se arrodillaban pi– . diéndonos la bendición. »La misma tarde llegamos a Ortiz. En este pueblo, cuyo Párroco era el Padre Ayala, espa.ñol, estaban predicando una misión los Padres Ugar y Fernández; se vieron peniten– tes que, aunque hacía diez, veinte y cuarenta años que no se habían confesado, 'se postraron a los pies de los misio– neros. El d.ía 25, por ser día tan clásico, pasamos los cuatro en casa de este buen amigo. El día 26 salimos para Cala · bozo, a donde llegamos el 28. Algunos señores de esta ciu– dad se empeñaron que predicáramos, pues que la gente quería oirnos. Dimos una breve misión, mas no resultando tanto fruto como esoerábamos, fuimos a la misión de Tri· nidad. Quedamos los días y con sólo dos sermones que se predicaron fué copiosísimo el fruto, pues todos estuvimos muy ocupados en oir confesiones. De aquí seguimos nues– trq marcha para San Fernando de Apure, a donde llega· mos el 16 de abril> (1). (1) C. I, p. 14.

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