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CAPITULO IV EL PADRE ADOAIN Y LA EXPEDICION DE MISIONEROS FISONOMIA MORAL Y FISICA DEL PADRE ESTEBAN.-LAS REVOLUCIONES DE VENEZUELA, SUS CONSECUENCIAS Y PREOCUPACION DE AQUEL GOBIERNO.– LLAMA A LOS CAPUCHINOS ESPAÑOLES.- EL PENTECOSTES DE CUARENTA Y NUEVE APOSTOLES EN MARSELLA.- UN CONVENTO FLOTANTE. E NTRAMOS ya desde este capítulo a contemplar la perspectiva de la asombrosa actividad del egregio Pa– <ire Esteban de Adoain. En ocasión solemne, al celebrarse los funerales de este Siervo de Dios, el orador que pronunció la oración fúnebre ante un público numeroso, afirmó que el Padre Adoain fué un carácter excepcional: «En la carrera de las armas - dijo- habría sido otro Alejandro Magno, otro Aníbal, otro Duque de Alba» (!). Nuestro misionero, poseyendo la audacia de aquellos conquistadores, tuvo más valor, más espíritu de generosi– dad y más alteza de miras que cualquiera de ellos. Los Alejandros y los Aníbal dirigieron sus pasos hacia el lu– gar que les convino y libremente escogieron. El P. Adoain no escogió país. A una simple invitación que se le hizo para lanzarse al mar y trasladarse a regiones inhospitala– rias, sin declarársele si era el viaje hacia Oriente ·o hacia Occidente, se presentó con la elegante actitud del espíritu más perfecto y exclamó: «Ecce ego, mitte me ... » «Iré a la región del globo que se me señale.» Ellos no viajaron in– cómodamente por tantos países, ni durante tantos años. (1) D. Francisco Rubio Contreras, arcipreste de Sanlúcar de Barrameda. (El «Mensajero Seráfico», Madrid, tomo II, p. 234 Y 257).

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