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488 El Padre Esteban de Adoain ya mucho antes la iglesia y el atrio estaban repletos de gente de todas las clases sociales. Según declaración ju– rada del Hermano Bernardo de Feria, la planta baja del convento se llenó de hombres que deseaban contemplar el venerando cadáver. Dos días estuvo expuesto en el ataud; y de día y de noche continuaba la afluencia de gente en oleaje inconte– nible, sin que faltasen los niños de las escuelas con sus mae<.tros, incluso los Padres Escolapios con sus discípulos. Así consta en la Declaración de Don Nicolás del Río, mé– dico de Sanlúcar, el cual afirmó que el público impidió se cerrasen durante la noche las puertas del templo. «Todos querían llevarse alguna reliquia, escribe el Padre Usún; y para satisfacer la devoción de todos, comenzamos a dar flores y romero de los que adornaban el cadáver, supli– cándonos los fieles, que antes pasásemos las flores por el rostro del venerable difunto. Cientos de escapularios, rosa– rios y otros objetos piadosos fueron pasados por su rostro. De·sde las cinco y media de la tarde hasta las siete, me tocó a mí estar cuidando el féretro y en hora y media pasé más de cuatrocientos rosarios; y hasta cuatro o cinco veces tuvimos que ir a la huerta por floYes y romero. •A las cuatro de la tarde todo el Clero de Sanlúcar presidido por el· Arcipreste y todos con roquetes y con la cruz parroquial llegaron procesionalmente y cantaron un Nocturno y un Responso con toda s.olemnidad. La afluencia de gente era taL que tuvimos que llamar dos agentes de orden público para impedir la indiscreción de los devotos del Siervo de Dios». (! ) , Unos, declaró el Hermano Antonio de Antequera, to– caba n a sus pies medallas; otros, rosarios; muchos besá– banle l9s pies poniéndose de rodillas. Muchos pedían pe– los de la barba · y pronto comenzaron a quitarle pedacitos del hábito. Y o mismo corté un buen pedazo por la parle que estaba por debajo de sus pies, y bastantes pelos de la barba para mí y para personas de calidad que lo deseaban. Además de los religio3os que custodiaban el féretro hubo a gentes municipales y tuvimo3 que poner bancos para im– pedir que se llevasen todo el Hábito. Algunos Padres Es- (l) Carta del Padre Usún a su hermana, 9 Octubre 1880. Ar– chivo del V. Postulador. Carpeta IV, ntim. 31.

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