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486 El Padre Esteban de A~ooin • el suelo. El día de San Francisco lo wsó relativamente– tranquilo; pero por la noche volvió a agravarse su enfer– medad notándose gran fatiga. El miércoles, a las diez Y' media de la noche le dije si quería le aplicase las cuatro Indulgencias Plenarias, que ya me tenía dicho podía ganar en la hora de la muerte como cofrade del Rosario, de los. Dolores, de la Purísima Concepción y de la Trinidad; y me contestó que sí; y al momento le apliqué con las fórmulas. que ~l tenía para cada una de las Indulgencias. Luego le dí la Bendición Papal que se pidió a Roma telegráficamente– y llegó esa misma noche. •Así bastante fatigado pero con mucha paciencia y resignación, sin que brotara de su boca la menor queja, siempre con los nombres de Jesús y María en Jos labios, llegó a las cuatro de la mañana del jueves, en que principió su agonía. A las cuatro y media llamé a la Comunidad con cinco golpes de campana, que dispone el Ceremonial. To– dos acudieron con presteza; y unos en el coro y otros en la habitación del enfermo, estaban orando mientras yo le leía la Recomendación del alma y le aplicaba la Indulgencia Plenaria que nosotros tenemos pm:~ esa hora. Y concluído todo esto, a los cinco minutos expiró sin hacer esfuerzo alguno, muy dulce y tranquilamente, a las cinco en punto, quedándose con la sonrisa en los labios que indicaba la muerte de los justos... » (!) (2) ' (1) Archivo del V. Postulador, Carpeta IV, n. 31. (2) En la Partida de defunción del Padre Esteban de Adoain. inscrita en el Libro del Juzgado Municipal de Sanlúcar, se hace constar que murió por «obliteración de los ventrículos del corazón>. (Cuaderno 31 del Juzgado de Sanlúcar, folio 54). Copia auténtica en el Archivo del Vice-Postulador, Carpeta IV, n. 37. - ->!lOO<--

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