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Continúo lo restauración de la Orden 475 rena con fecha 23 de Febrero: «Mientras no se nos comunique por la Santa Sede la resolución, tanto yo como todos los demás reco– noceremos a V. Rma. por nuestro Prelado y Superior.. . » (Del Ar– chivo reservado del Comisariato, del Padre Joaquín de Llevaneras. Copia en el Archivo del V. Postulador, Carpeta VI). Después de todo esto, nos causa sorpresa lo que leemos en la Vida del Cardenal Vives y Tutó, escrita por el P. Antonio de Bar– celona, a saber: «la obra de la unión con Roma fué toda del Padre Calasanz... » (pág. 127). El Padre Calasanz Vives y Tutó trabaj6 por la unión; pero lo más fundamental y quizá lo más arduo se debe al Padre Adoain. Poseemos un documento autógrafo del Pa– dre Santiago de Guatemala, Secretario del P. Adoain, con datos muy concretos acerca de este asunto y de la actuación que apor– taron algunos Padres. No juzgamos oportuno darlas al público; pe– ro corroboran la convicción que hemos expresado en el texto. (Ar– chivo del V. Postulador, Carpeta X) . En Marzd de 1881, fué nombrado un nuevo Comisario Apostó– lico imponiéndosele la condición de presentar la renuncia luego de aceptado el cargo. Así se •negaría a la solución sin complicaciones ni disturbios. El nuevo Comisario fué el Padre Joaquín de Lleva– neras, conceptuado como muy adicto a la Santa Sede. El Padre Joaquín no presentó la renuncia hasta 1884. Sin duda existieron graves causas que le obligaron a tal demora. (Autógrafo citado. Ibid). El Padre Joaquin continuó siendo Superior de todos lo~ Capu– chinos de España con el titulo de «Ministro Provincial de la Provin– cia de España, del Sagrado Corazón de Jesús>.
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