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460 El Padre Esteban de Adoain Íiesta, deteniéndose en pormenores que acusan la delecta– ción con que escribe: •El día 1 salimos del Seminario Episcopal los que allí estábamos alojados, a las siete y media de la mañana. A las ocho llegó el Sr. Deán con algunos Sacerdotes que le acompañaron para la bendición de la iglesia y acto con– tinuo celebró la Santa Misa, la que oímos todos en compa– ñía de inmenso público que concurrió a la ceremonia. En seguida entramos a tomar posesión de las celdas. •Por la tarde, a las seis menos cuarto, salimos doce re– ligiosos con el santo Hábito al encuentro del Sr. Obispo, que nos esperaba en el monasterio de San Pedro, de monjas Agustinas, como diez minutos distante del convento. Tan pronto como llegamos con nuestro .Cruz y entramos en la iglesia, se expuso la Divina Majestad, y cantado el Te Deum, el Sr. Deán tomó la Custodia y se ordenó la procesión para nuestra iglesia. El palio lo tomaron los señores del Patro– nato y uno del Ayuntamiento que representaba aquella cor– poración. . Los Sres. Canónigos, los Párrocos de la ciudad y un gran número de Sacerdotes que de todas partes concu– rrieron con innumerable pueblo, acompañaron a su Divina Majestad hasta esta iglesia, cantando el Pange Lingua los músicos y cantores de la Catedral. Al entrar en nuestra iglesia, se cantó el Te Deum a toda orquesta. Y acabado, subió su Sría. Ilustrísima al púlpito e hizo un gran elogio de los Capuchinos.. •El día dos, a las cuatro, se comenzaron las Misas y confesiones y comulgaron muchos centenares de personas. A las siete llegó el Sr. Obispo a celebrar y dar la Sagrada Comunión. Después almorzó y esperó hasta las diez, hora en que se celebró la gran función. El Sr. Deán dijo la Misa con asistencia de canónigos y Capilla de la Catedral. Don Pedro Velasco, rector del Seminario, nuestro gran protector y bienhechor, ocupó la Cátedra del Espíritu Santo: hizo ver qué son los frailes y qué son los Capuchinos. Por la tarde, a las seis, se rezó el santo Rosario, se cantaron las Letanías y prediqué sobre la Porciúncula, asistiendo el Sr. Obispo Y un inmenso gentío ya de la ciudad, ya de los pueblos in– mediatos... » (1). (1) Carta 6 Ag. 1879. At·chivo del V. Postulador, Carpeta VI, número 57.

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