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_4_5_0_______:E:..:/_:Padre Esteban de Adoain gotas de rocío sobre la hierba. Su voz potente y argentina llenaba la Catedral, recitando un acto de contrición que el pueblo repetía entre sollozos y lamentos, renovando los glo– riosos tiempos de Fray Diego de Cádiz. Cuando terminó el sermón, yo me abrí paso como pude para seguir al pre– dicador, hasta; la casa donde se hospedaba. Allí le mani– festé mis deseos de ser Capuchino: oyóme con suma ama– bilidad y me dijo que pasado algún tiempo, podría ir al noviciado que se estaba inaugurando en el convento de Sanlúcar de Barrameda. Allí fuí en efecto admitido por él y allí presencié, ya de religioso, su santa muerte y solemnes funerales» (1). En el mes de Julio hallamos a este incansable misio– nero en Utrera. Y luego en Ecija.•Hubo aquí un movimiento extraordinario» exclama el Padre Esteban en sus apuntes. En el mes de Septiembre, en Carmona, con ocasión de una Novena en honor de la Virgen de la Gracia. •Esta, dice el misionero, ha superado a las anteriores en concurrencia y en lo esplendoroso del culto» (C. IV). Su compañero de apostolado dejó escritas sus impre– siones en un artículo de ·El Mensajero Seráfico•: •La figu– ra simpática e interesante del Padre Esteban de Adoain se llevaba las atenciones de todos. Aquella talla más que re– gular, pero no exagerada, aquel color moderadamente en– carnado, con su luenga barba, que parecía cera finísima, aquella gravedad y modestia angelical junto con la can– didez de un niño se conquistaba el amor y cariño de los oyentes, sin distinción de clases ni condiciones. Pero este amor y cariño subía de punto cuando le veían en el púlpito predicando las vercl,ades eternas con aquella voz llena Y sonora que no parecía la de un septuagenario gastado por más de treinta años de misiones en América, sino la de un joven robusto lleno de vigor y lozanía... » (•El Mensajero Seráfico», 1883, Tomo L pág. 150). El Padre Esteban aunque lleno de legítima satisfacc1ón por las espirituales conquistas que realizaba, sentía una ·pesadumbre: el no poder atender debidamente a la Comu– nidad de que era Superior. Con fecha 23 de Agosto (de 1877) había escrito al Rvmo. Padre Comisario Apostólico, (1) Informe remitido por el testigo al Padre Ciáurriz. Vida del Padre Adoain, pág. 396.

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