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Hacia la restauración de /a Orden 449 vina Pastora por las calles, acompañándola un gentío in· menso, con antorchas encendidas y faroles, terminando la procesión en la Parroquia de San Julián, en que se había de dar la misión. «Si grande fué la concurrencia el primer día, escribió nuestro Padre Esteban v. su hermano, fué mucho mayor en los otros días. No hay palabras !{ara manifestar SANLUCAR DE BARRA \r\EDA- Convento de Capuchinos el entusiasmo de estas gentes». (Carta 21 Marzo de 1878). Este año el Cabildo Catedral de- Sevilla le encargó el sermón de Pasión de Viernes Santo. Oigamos a un testigo presencial Padre Ambrosio de Valencina: • Siendo yo es– tudiante, vino a Sevilla el P. Esteban para predicar La Pa– sión en la Catedral el Viernes Santo. Aquel sermón fué de los que hacen época y no se olvidan con fa cilidad. ¡Qué manera de describir la Pasión de Cristo! ¡Qué manera de apostrofar a Pilatos, a Herodes, a escribas y fariseos y a sus mundanos imitadores! ¡Qué manera de excitar en lo~ oyentes afectos de amor y gratitud hacia Cristo muerto por redimirnos y salvarnos! Cuando empuñó el Crucifijo y lo levantó en alto, lloraban hasta las columnas del templo. Lágrimas ardientes brotaban de los ojos del predicador y caían sobre su blanca barba, extendiéndose por ella como 29

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