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::_3::_B________E_I_P_a_d_r_:e_E_steban de Adaain noticias. No había acabado de abrirles la puerta, cuando· todos azorados, me dijeron: •¡Los cristinos! ¡Padre Vicario! ¡Han tomado ya el camino de Vera y vienen a marchas forzadas! ¡Sálvense ustedes pronto, pronto!». »Al oír estas tristes y alarmantes voces, todos los re– ligiosos corrieron a sus respectivas celdas en busca de sus cosillas que estaban bien preparadas hacía días. •¿Qué hago yo en vista de estas amargas circunstan-– cias en que me encuentro...? Me dije a mí mismo. Los re– ligiosos todos han huído del convento; yo no puedo aban– donarlo. Et, eo relicto fugerunt omnes. »Aquí fué donde me encontré verdaderamente solo y sin tener siquiera un Padre a quien pedir consejo sobre lo que debía hacer en tan triste ocasión. Temiendo que a la llegada de los cristinos se cometiese alguna profanación con el Santísimo o un asesinato conmigo, me decidí a su– mir las Sagradas Formas. Hícelo; y purificado el copón, abandoné el convento en compañía de un Hermano do– nado de Sumbilla. »Entraron, por fin, en Vera las tropas del cristino Ro– di!, y la primera hazaña que hizo fué quemarnos el con– vento (]). »Desde entonces dispersos los religiosos, como abejas sin colmena, de las que cada una se va por su lado, asi nosotros, nos vimos en la dura necesidad de ir a buscar un albergue y hogar fuera de los conventos» (2). Hasta aquí el Padre Guillermo en su autob~ografía, que escribió cuando ya era septuagenario y moraba en Fuen– terrabía. Los religiosos de Vera se dividieron en dos grupos. ¿Dónde se refugiaron? Por fortuna el Padre Guardián, que era el Padre Gregario de Tolosa, lo tenía todo previsto y preparado. Acomodó a unos, cuando pudo, en Lesaca; y condujo a los demás a Bértiz. En Lesaca se congregaron once estudiantes con su profesor, el Padre Marcos de Le– rin. Ocultáronse en Bértiz otros doce, los que estudiaban bajo la dirección del Padre Manuel de Pasajes (3). (1) El general Rodil incendió molinos y caseríos en Navarra. Fué dos veces exonerado de sus empleos. Llegó a ser Capitán Ge– nel·al. Murió en 1856. (2) Véase «El Mensajero Seráfico>>. Tomo II, 1885, p. 320. (3) Los jóvenes refugiados en Lesaca eran: Padres: Tomá•

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