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428 El Padre Esteban de Adaain a toda la comarca. Era eso pre-::isamente por los días en que nuestro misionero comenzó su espiritual campaña por Navarra. (1) El día siete de Diciembre (1876) comenzó la misión de Artajona con los Padres Ambrosio y Saturnino desplegando el estandarte de la Divina Pastora, el mismo que había usado en sus misiones de América. Un grave incidente ocu. nido el día nueve impresionó vivamente al auditorio: Pre. dicando el Padre Ambrosio su plática doctrinal. enmudeció repentinamente a causa de un ataque de hemiplegia y cayó en el púlpito. El venerable Padre Esteban que se hallaba próximo, subió a tiempo para recogerlo en sus brazos. En medio de la alarma del público que creyó muerto al Padre Ambrosio, fué trasladado en estado gravísimo a casa de D. Antonio Arrasate. Entre tanto el Padre Esteban continuó el sermón, sacando gran partido del incidente. Aunque fué administrado el Santo Viático al enfermo, e xperimentó mejoría; y el día veinte fué conducido en coche a Pamplona y de allí a Bayona, acompañado del Sr. Arra– sale y del presbítero D. Matías Zúñiga, Capellán de la ermi– ta de Jerusalén. Todos los actos de la misión corrieron a cargo del Pa– dre Esteban, ya que el Padre Saturnino, como hemos dicho, se había de concretar a ca tequiza r a los niños. Asistía todo el vecindario, el Ayuntamiento en pleno y la guarnición, que era un destacamento del regimiento de Toledo. El nÚ· mero extraordina rio de confesiones generales, la cifra de comuniones mucho más elevada que la del censo, las re· conciliaciones de familias, las restituciones, etc. entusias· maron al cronista del Boletín Eclesiástico, que era uno de los Curas de la villa, el cual escribía. •¡El triunfo de la gra· cia es completo! Esta tierra fértil, pero cubierta de maleza. triste legado. de la guerra, ha rendido copiosos frutos de vida eterna» (Tomo de 1876, p. 212). El día 17 se celebró solemnísima pr~cesión con el San· tísimo, engala nándose las puertas y ventanas de todos los edificios. El dieciocho, todo el público de la villa con el clero (1) Véase el calificativo que a plica a los habitantes de la Ri– bel·a de Navarra el E xcmo. Sr. Conde de Rodezno en su libro «Don Car los VII» pág . 210, en la que com~nta el car ácter levantisco de los voluntarios de aquel país al final de la guerr a.

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