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426 El Podre Esteban de Adooin glo diecinueve, contribuyeron intensamente a crear en el ribereño un carácter agresivo y duro. (l) Escribió el Capitán de Lanceros Henningsen en 1836 que a raíz de la guerra de la Independencia, los navarro~. se entregaron a una vida de semibandidaje (2). Aunque la apreciación del escritor inglés, testigo de vista, fuera exa– gerada, sabido es de todos que las guerras no suelen crear en los pueblos ni suavidad de costumbres, ni mort!lidad. Los ribereños navarros no faltaban a sus deberes re– ligiosos en la época en que emprendió nuestro Padre Es– teban su campaña misionera; pero a la hora de la Misa de días festivos, los muchachos de más de catorce años estacionábanse en las escaleras del coro o en las de la to– rre; y allí ocultos, consumían cigarrillos, y planeaban la– juerga de la noche próxima. Así se evitaban el disgusto de oír el sermón del Cura, que clamaba contra los vicios y en particular contra los excesos de la gente moza. Y no era caso raro que, organizados como estaban en cuadrillas, decretasen imponer cinco pesetas de multa al mozo que· asistiese al sermón; y si se neqaba a pagarlas, ya podía prepararse para una cuchillada. o un balazo y para ser· expulsado de la cuadrilla. Cuando jugaban al parar, juego de azar con naipes, o bien a 'chapas, es decir, a cara o cruz con monedas de diez céntimos, el muchacho que se creía– más fuerte o más temible, se imponía a los demás, consti– tuyéndose en baratero para cobrar un tanto por ciento de· las ganancias, por el único oficio de cuidar de los naipes o recoger las chapas. Para ello, sacaba del cinto el cuchillo· y lo clavaba en tierra en el centro del corro. Por lo general, (1) Navarra hizo armas contra la Constitución, en 1822, man– dada por Vicente Genaro Quesada y por Santos Ladrón. E n Otoño· de 1823, diez mil navarros cayeron sobre Madr id, yendo a la van– guardia de los Cien mil Hijos de S. Luis, que vinieron de Francia para reponer en el trono a Fernando VII. En 1833 se levantó en armas par a una guerra de siete años. En 1848 se alzó con Zaba– leta, Ripalda y Zurbiri, acaudillados por Elío y Alzáa. En Junio de 1855 acudió a las armas bajo las ó1·denes de Ir ibarren y del Cura D. Bernardo Crispín Galán, Párroco de Mezquíriz. En 1872 levan– táronse en armas los Carlistas Navarros, reorganizándose en 1873· hasta formar un verdadero ejército. (2) Campaña de doce meses en Navarra y Vascongadas con el General Zumalacárregui. C. F . Henningsen, tr aducción por R. Oyarzun. Cap. III, p. 42.

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