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CAPÍTULO XLI CONTINUA SU APOSTOLADO EN NAVARRA (1876-77) CAMPAllA POR LA !liBERA DE NAVARRA.--CARACTER Y COSTUMBRES DEL .AUDITORIO. - ARTAJONA. -- SAN MARTIN vB UNX. - FALCES, ANDOS!LLA. – CARGAR Y SAN ADRIAN.- INESPEH.ADA ORDEN DEL COMISARIO APOSTOLICO. BENDICION DESDE LA BARCA. N UESTRO misionero emprendió su campaña por la Ri– bera de Navarra con arrestos de joven. Dos auxiliares 1e fueron enviados de Bayona; el Padre Ambro~io de Be· naguacil y el Padre Saturnino de Artajona. El primero era un veterano que había sufrido la persecución del año mil ochocientos treinta y cinco en Valencia, y se había refugia– do en Francia. El Padre Saturnino, a quien conocimos y tra– tamos muy íntimamente durante varios años, había sido Capellán del ejército de D. Carlos VII, pero nada más que durante un par de meses, porque el día de la derrota de 'Üroquieta, se internó en Francia, donde dos años más tar– de, ingresó en la Orden Capuchina. El Padre Saturnino era enviado como ·catequista de niños, ya que todavía no estaba <tutorizado para predicar. El Clero de la Ribera de Navarra saludó con júbilo 1a época de las misiones. Los Párrocos habíanse cansado de clamar desde el púlpito contra la inmoralidad, que se– qún el Boletín Eclesiástico de Pamplona, eia triste legado de la guerra. (Tomo del año 1876, pág. 212). El ribereño de Navarra es de carácter muy distinto del montañés. Es tipo de pasiones fuertes, que se entrega fácil– mente a los .extremos de los sentimientos más opuestos. Las siete guerras que acometió Navarra durante el si-

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