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El Misionero en Navarra y Guipúzcoa 413 tendieron; y según afirmaban, el fruto fué copiosísimo, mu– cho mayor que en otras misiones habidas en el pueblo y· en la comarca. De las entusiásticas impresiones de ambos Sacerdotes hacíase eco su amigo el Párroco de Espinal Don Cecilio Pérez Elzaburu de cuyos labios las oímos por los años 1915, y que después las expuso ante el Tribunal de Pamplona. Era ya el mes de Diciembre cuando predicó la misión de· Vera, que terminó el día de la fiesta de la Inmaculada. _1\llí mismo y a petición de los artilleros carlistas de la fábrica de municiones, cuyo director era Don José Lecea, predicó en castellano el panegérico de Santa Bárbara. El día nueve principió sus tareas apostólicas en el ca– serío de «Lastaola» donde se reunían para oirle y confe– sarse los habitantes de los caseríos de Irún y Vera. Acudían también a aprovecharse de su espiritual ministerio las fuer– zas carlistas que ocupaban los montes próximos a Irún. Mientras las compañías guipuzcoanas oían al misionero y cumplían los deberes religiosos ante un altar improvisado en una habitación del viejo caserío, fueron relevadas por fuerzas del décimo batallón de Navarra, cuyas compañías quinta, sexta, séptima y octava se hallaban en Vera. Un día la quinta compañía del octavo batallón de Gui– púzcoa, dejando la posición de Aldabe, se trasladó a Las– taola para confesarse con el Padre Esteban y oir sus ins– trucciones. Una sección de navarros mandados por el te– niente Gregario Aguirre, ·se estableció, como avanzadilla, entre Alunda y Punta, no lejos de Irún. El sol habíase ocul– tado en la"s montañas de Francia. Un buen grupo de libe– rales cabreristas, ·que conocían el terreno, salieron de Irún y arrastrándose entre la maleza, llegaron hasta la posición. y abrieron nutrido fuego. (l) Los navarros aprestáronse a la defensa, entablándose en las tinieblas U:n combate desesperado. Tan vivo era el tiroteo, que creyeron los de Lastaola, se trataba de un a ta que de numerosas fuerzas. El Padre Elceario de Echalar, que de (1) Llamábanse cabreristas los mdividuos de un Tercio liberal neado en honor de don Ramón Cabrera Griñó, que habiendo sido general del ejército carlista en la primel'a guerra, renunció más tarde las opiniones de sus corr eligionarios políticos. Don Carlos declaró a Cabrera rebelde y le desposeyó de todos los títulos. E n cambio los liber ales le. reconocieron el grado de Capitán GeneraL

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