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El Misionero en Navarra y Guipúz~ ___4_1_1 nuestro misionero, porque el palacio de Elvetea nunca fué habitado por Capuchinos. El Padre Esteban ignoraba que la Junta y el estado mayor de Don Carlos se hallaban nue– vamente preocupados por los graves acontecimientos bé– licos, enlazados con los de la política de España. Los revolucionarios cantonales de Andalucía y Valen– cia habían sido derrotados, siendo mil de ellos deportados a Filipinas, con lo cual pudo concentrarse en el norte un formidable ejército de doscientos mil hombres, el mayor esfuerzo militar realizado en España en todo el siglo dieci– nueve. El Rey Don Alfonso XII proclamado en Sagunto por el general Martínez Camros, había entrado en Madrid el día catorce de Enero, es decir, dos días antes de escribir el Pa– dre Esteban su carta tan optimista. Algunos jefes monárqui– cos que del campo republicano habíanse fugado a las filas carlistas, ya no se sentían con ánimo para luchar contra Alfonso XII y hacían huelga de brazos caídos. Y los vo– luntarios se sublevaban contra sus jefes. (1) El ejército carlista levantó el cerco de Irún y se dispo– nía a levantar el bloqueo de Pamplona. No estaba, pues la Junta carlista para atender a fundaciones de conventos. El Padre Esteban añade en su carta: .Días antes de Na· vidad, hice una misión a los vascos de Bayona en la Cate– dral y resultó de mucho fruto. El día uno de este mes salí del convento para Ezpeleta, en donde hice lo mismo y co– mulgaron el día diez unas mil personas. El día doce llegué aquí y el lunes saldré para Bayona•. Este santo varón hízose muy popular en el mediodía de Francia. Lo conocían hasta los golfillos y los gitanos, por– que para todos tenía alguna frase de conmiseración y al– guna estampita de la Divina Pastora. Como viajaba siempre a pie, uníase a veces en los caminos con mendigos o con alguna caravana de gitanillos, aprovechando la ocasión para catequizados. De labios del Padre Rafael de Pamplona, que VlVlO en el convento de Bayona por aquella época, recogimos la si– guiente interesante anécdota: Caminando un día el Padre Esteban hacia Bayona, alcanzó en la carretera a un grupo de comediantes titiriteros que llevaban la misma dirección. (1) Don Carlos VH, por el Conde de Rodezno, pág. 210.

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