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El Misionero en Navarra y Guipúzcoa 409 y dedicaba otra hora a la ncción de gracias. Entre las gen· tes gozaba de fama de santidad, tanto, que era corriente en el pueblo esta frase: Si ese Capuchino no es santo, no hay ningún santo. El Hábito que vestía era muy pobre. El éra muy austero. Comía poco y nunca quería cosas delica– -das, según me decía la sirvienta que prestaba servicio en ]a casa». Oigamos ahora una interesante declaración de doña Paula Lana Sanz que fecuentaba mucho la casa: cÜÍ decir a mi madre encargada entonces del servicio de la casa pa– rroquial, que el Padre Esteban estuvo enfermo, y no obstante -dormía en el suelo, pues cuantas veces tuvo necesidad de prestar algún servicio Ql enfermo, siempre lo encontraba acostado en el suelo•. (Declaración de 19 de Diciembre de 1924). Sigamos ahora a nuestro misionero. Le damos alcance en Arizcun, importante pueblo del valle del Baztán, que toca la frontera de Francia. Desde allí escribe a su herma– no con fecha 14 de Junio. Después de comunicarle que pre– dicó en Muriela todo el mes de Mayo, añade: cEl nueve del presente salí de allí; ayer llegué a esta, y mañana Dios me– diante, saldré para Bayona. La salud la tengo perfecta, pues todo el camino lo he hecho a pie con buenos soles. La misión que traje la he cumplido a medias, porque las circunstancias han variado y por ahora no se puede hacer más ... » • Las circunstancias a que alude el Padre Esteban en esta carla no podían ser otras que el fuerte contratiempo sufrido por el ejército carlista, en el que tenían puestos los ojos todos los navarros. Dueño de Portugalete, había sitiado a Bilbao, derro- 1ando a Moriones el día 24 de Febrero, que por San Pedro Abanto intentó forzar la línea. Fracasó también frente a las líneas carlistas el general Serrano, que tomó personalmen- 1e el mando, y nada consiguió en los ataques de 25, 26 y 27 de Marzo (!). Los carlistas soñaban en la próxima toma de Bilbao. En Navarra se contaba como cierto el triunfo definitivo del ejército de Don Carlos. La imaginación po– pular se lanzaba a conjeturas halaqueñas: creíase aconte– cimiento muy próximo la marcha sobre Madrid. ---- (1) Pirala. Historia Contemporánea. Tomo III, p. 316.
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