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408 El Padre Esteban de Adoain guió con tesón sus diligencias. Habló con alguno de los ele. mentes de la junta de Guerra carlista, visitó al General Argonz y a otros jefes a quienes había conocido en Bayona; escribió al General Dorregaray. Su actitud y sus gestiones no tuvieron el éxito apetecido. Lo único que consiguió, se. gún parece, fué autorización para predicár con Hábito reli– gioso. Por otra parte no debió ver a los Padres exclaustra– dos tan dispuestos a regresar al claustro como él suponía. Por aquellos días el Padre Esteban logró tener una en. !revista con Don Carlos, joven de veinticinco años, a quien recomendó austeridad cristiana, ya que sus soldados su– frían en los campos de batalla. Al mismo tiempo hablándole con entereza sacerdotal, hízole un anuncio respecto de sus pretensiones a la corona de España, que como todas las coronas regias, está en las manos de Dios, ante quien es necesario merecerla. Según oimos referir de labios de varios voluntarios carlistas de aquella guerra, la actitud y expresión del Padre Esteban causaron alguna inquietud en el ánimo de Don Carlos. (!) Hasta el día nueve de Junio permaneció el Padre Este· ban en Murieta, fecha en que emprendió a pie su regreso a Bayona. Detengámonos un mom~nto nosotros para inda· gar algo interesante de su conducta privada, interrogando a testigos de vista que curiosearon no poco los hechos y dichos del forastero Capuchino. Don Juan Platero Gastón; que era sacristán, a quien interrogamos en Murieta mismo, en el año mil noveciento,s veinticuatro, declaró con juramento ante el tribunal ecle· siástico de Pamplona con fecha dieciocho de Diciembre del citado año: «Como testigo de vista puedo afirmar que el Padre Esteban de Adoain se levantaba muy temprano e iba al atrio antes que yo llegase a abrir la puerta de la iglesia como sacristán que era y antes de tocar la señal de la oración con la campana. Después de darme a besar su cru· cifijo entrábamos en la iglesia, hacía oración por tiempo de una hora por lo menos. Decíu la Misa con gran fervor (1) Pablo Irisarri, de Urepel, que fué voluntario carlista del tercer batallón de Navarra, nos aseguró que la entrevista del M!· sionero Padre Adoain con don Carlos VII se verificó en MorentiD, en casa de «García».

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