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CAPITULO XXXIX EL MISIONERO EN NAVARRA Y GUIPUZCOA (1874-75-76) EL P. ESTEBAN EN MUR!ETA.- TESTIMON!OS DE LA SERVIDUMBRE.- EL CON· TRATIEMPO DE LOS CARLISTAS ENTORPECE LOS PLANES DEL PADRE ES· TEBAN.- MIS!ONES EN EL PAIS VASCO.·-LA SORPRESA DE LASTAOLA Y EL CAPITAN PICABEA. L LEGO a Murieta el Padre Esteban agotado de fuerzas y transido de frío, después de once .días de camino a pie, por entre ventisqueros de nieves que son muy peli– grosos en la montaña de Navarra. Semejante marcha fué un rasgo de austeridad que le trajo malas consecuencias. En carta de fecha veintiocho de Marzo escribía a su her– mano: «El día nueve llegué a ésta, donde he estado inactivo hasta ahora a causa de haberme destemplado de la salud... He tenido que guardar muchos días ~na dieta rigurosa. Pero a Dios gracias me hallo bueno y he predicado algunos sermones en esta iglesia, viniendo gentes de estos pueblos más vecinos.. Estoy en casa del Abad, que es mi condis– cípulo, bien atendido y rogándome que no me vaya... » (l) En el último punto de la misma carta añade: .Hasta ahora no he podido cumplir la misión que he traído y si veo que se me hace difíciL volveré a mi convento de Ba– yona». Ya dijimos que su misión era habilitar alguna Resi– dencia para Capuchinos refugiados en Francia o que mora– ban exclaustrados en Navarra. No se resolvió fácilmente a regresar a Bayona; prosi- (1) Archivo del V. P. Carpeta VI.

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