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400 El Padre Esteban de Adoain »Como nos vieron entrar solo con nuestros Hábitos desde luego comenzaron a llegar las limosnas de ropas d~ cama, mantas, colchones, etc. Ya fuese por el clima, ya por los padecimientos del viaje, a los dos o tres días de nuestro arribo, la mayor parte cayeron con calenturas. Pero los. Padres Jesuítas les asistían con el cariño de una buena ma– dre. Médico, medicinas, alimento, nada faltó. Algunos fue. San Francisco de California ron trasladados al Hospital de la Merced, por hciber soli– citado así las religiosas, las cuales los acomodaron en salas reservadas para Sacerdotes. »A cincuenta millas de San Francisco tienen los Jesuí– tas un gran Colegio llamado de Santa Clara, antigua mi– sión de los Padres Franciscanos españoles. A este Colegio fueron veintidós Capuchinos y permanecieron más de dos meses, mirados y servidos como si fueran de la misma Co– munidad... » (1) Consigna luego el Padre Esteban la defunción del Pa- C. III, p. 119.
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