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376 El Padre Esteban de Adoain lanzar oiedras de varios kilos de peso ha sta semejante altura?- ¿Habrán brotado del volcán próximo? Pero en este caso, ¿cómo es que no se ha roto ni una teja? ¿Cómo se explica que una de las piedras, penetrando por una ventana, diera en la lámpara sin romperla? ¿Y cómo es que las piedras no han venido incandescentes 0 ennegrecidas? ¿Por qué no han caído también sobre otros edificios y sobre la plaza? , Nadie acertaba a explicar el enigma. El día de Viernes Santo se repitió inopinadamente la mis.teriosa agresión con los mismos caracteres. Todos los religiosos, aun los más refractarios a creer en intervenciones preternaturales, expresaron su opinión de que aquello no podía ser sino una persecución del enemigo común de las almas contra el Misionero, que tanto fruto producía entre los fieles, neutralizando la campaña de la Prensa impía. Algunos preguntaron al P. Esteban su parecer. Pero él contestaba con una sonrisa que llevaba la tranquilidad al más pusilánime: «El demonio ruge por las virtudes de nues· Iros fervorosos novicios... » Aunque no se puede nega r que el demonio interviEme directamente en el mundo para restar prestigios e intereses a la Iglesia y para amedrentar a los Siervos de Dios y a los grandes apóstoles según consta en la Sagrada Escritura y en la Historia Eclesiá stica , cada cual podrá opinar como le parezca en este coso pa.rticular. ~\\1/f

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