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374 El Padre Esteban de Adaain ~~----------~~~~~~~~~~~------------- les van descubriendo sus artimañas y rompiendo los lazc que tenian tendidos para hacer caer a la casada, !l la viudas a la inocente niña ... ? Señor, hablo a V. S. con toda con~ fianza. No conoce el Gobierno el mal que está hodendo la imprenta, que va atacando sin freno los principios de la moml y dE' la Religión, haciendo mofa de lo más respeta. . ble y sagrado que tiene nuestra Santa Madre la Iglesia. Tengo en mi poder hojas sueltas impresas que se burlan de la excomunión. Como hijo de esta Iglesia ultrajada por les hijos rebeldes, debo defenderla y manifestar los dere. chos legítimos que ella tiene para Imponer penas a los con. tmnaces y condenar todas las malas doctrinas. •Pero también veo desde ahora las falsas denuncias y calumnias que hormiguearán ante las Comandancias, apo– yadas en el decreto del 4 del presente. Yo diré a V. S. en confianza mi parecer. Este decreto nos pone en peor est.:tdo y condición que los esclavos. Digo así porque los esclavos tienen síndico o juez que los ampara y los defiende de las vejaciones y violencias, no sólo de extraños sino también de sus amos. Así lo he visto practicar. Las Historias se ha– llan llenas de interrogatorios que u:nte los tribunales idóla– tras se hacían a los cristianos y ··ninguno era castigado sin formación de causa. Los apóstoles fueron citados ante el San– hedrín, que era tribunal de los judíos. San Pablo fué ante el tribunal de Félix y apeló al César y se presentó en Roma ante Nerón y fué oído y lo mismo San Pedro. El Derer.ho natural nos enseña que nullum damnare nisi comprobatum. »En buena lógica creo no puede bastar la previa in· formación seguida por la Comandancia General. porque ésta puede obrar más bien por pasión que con justicia, co– mo sucedió con la muerte de Nuestro Divino Redentor. Cas– tíguese enhorabuena al que concite a la rebelión, pero ¡es· pélese al que alza la voz contra el vicio, contra las here· jías que con tanta audacia se escriben estos días. Esta mi· sión se ha dado a los Sacerdotes y no a los legos. Por eso decía el grande Osio, Obispo . de Córdoba al emperador Constantino: Tibi Deus imperium tradidit, nobis eclesiastica concredidit. Bien puede decir el señor Presidente que los Capuchinos no concitaron a la rebelión, que siempre han procurado la paz y la procuran. Solo, sí. suplico a V. S. que si llegase a tener alguna queja de mí o de cualquier índJ· viduo de esta Comunidad, se dirija a este mi Prelado, que

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