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368 El Padre Esteban de Adoain empeñarlos, a otras monjas más afines y afectas a la Aba. desa. Semejante procedimiento es rrmy peligroso en las Co. munidades y suele producir trastornos graves. En efecto· aquella brusca mudanza fué el toque de alarma y la SPñai para la lucha. La división se hizo más honda. Negábanse, unas a otras la palabra y el saludo, como no fuera para re– citarse mútuamente largas letanías de piropos punzantes. . Si esto no lo endereza el P. Esteban. no lo endereza na- die -pe·nsó el· Gobernador eclesiastico. 1 Así pensó también la Abadesa. Y lo pensaron algunas. personas ·que conocían a fondo la Comunidad. El día 4 de. enero llegó el Padre Esteban. Habló con ·el Doctor Espinosa y después con la Madre Abadesa. El día 10 comenzó a predicar los Ejercicios: dos meditacione• y dos sermones diarios, absteniéndose cuidadosamente de ha– cer la más leve alusión al estado lamentable de la Comu– nidad. Uno de los días la Abadesa llamó al P. Esteban v le dijo: .Padre, el fruto va a ser copioso, ya me han habiado algunas de las que me negaban el saludo .. » El último día se pidieron perdón unas a otras. Se pre– sentaron a la Superiora todas, incluso las más adversarias. se reconciliaron con ella y le dieron satisfacción cumplidt4 aviniéndose a la perfecta observancia regular. El fruto fué duradero. Después de algún tiempo la Abadesa escribió al P. Esteban, diciéndole que todo iba muy bien. No pudo salir nuestro Misionero por los pueblos como caballero andante de la Celestial Pastora de las almas, por– que el Clero temía la persecución religiosa y los fieles an– daban muy reservados en e¡cteriorizar ,sus sentimientos con actos de piedad. Los periódicos titulados El Malacate y EI Crepúsculo recientemente aparecidos, amén de algunas ho– jas circulantes de menor importancia, arreciaban su ca~paña de descrédito contra el Cl¡~ro, apelando a veces sin escrúpulo, a la mentira y a la calumnia. Las denominadas Juntas Patrióticas vigilaban todo movimiento religioso, para delatado al Gobierno, como si se tratara de movimiento se· dicioso. El P. Esteban se concretó, én su ministerio apostólic~. a la ciudad de Antigua Guatemala. Primero dirigió Ejerci· · cios Espirituales a dos secciones de hombres, que los prac· '

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