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352 El Padre Esteban de Adoain ---- - Terminó en aquel pueblo el día nueve de Marzo y ya: el diez hacía su entrada en Cornalapa, muy enhiesto el pen– dón de la Divina Pastora que tantos prodigios había realizo– do. Conocían ya al misionero en Cornalapa, y no habían olvidado sus servicios prestados durante la época del cólera. Por eso salieron .a recibirle en masa. Los éxitos más lison– jeros coronaron, corno podía esperarse, los esfuerzos de oouel ilustre veterano de la predicación. • El pueblo de San Martín era uno de los señalados en la lista del Gobierno de la república, corno de los más pehgro– sos. Allá se encaminó el Padre Esteban con el Padre Anto– nio de Igualada, saliendo de Cornalapa a las seis y media de la mañana. del día veinte y llegando a las once a la «barrancada de San MartÍn» a media legua del pueblo. Allí descansaron hasta las cinco de la tarde. A esta hora em– prendieron la ascensión de la ladera, izando el simpático estandarte. El sol arrojaba todavía fuego y la subida era. penosísi– ma. Ambos iban jadeantes, sudorosós. -¿Cómo será el recibimiento? -musitó el P. Igualada. -No se preocupe. En cuanto vean nuestra bandera, sa- brán que venirnos en son de paz, y que representarnos a una religión que no quiere más guerra que la que declara al enemigo de las almas. · Así platicaban los dos viajeros mientras subían la ver– tiente, tostados por el sol. Pronto apareció en la cumbre un considerable grupo de gente con varias banderas desplega– das, oyéndose un redoble estrepitoso de tambores. -¿Qué significa jodo eso? -interpeló el P. Igualado. -¡Ah! las banderas de las Cofradías-contestó el Podre Adoain-y el ruido de tambores sustituy.e a las salvas. - ¿Es posible? ¿No son esos los facciosos temibles? No hace todavía dos meses que esos tambores redoblaban en el campo de batalla. ¡Vaya usted a entender a esas gentes!. .. - Ciertamente, contestó el Padre Adoain, pero la Divina · Pastora nos tiene acostumbrados a transformaciones mara– villosas. - Mas nadie ignora que este pueblo era ·muy entusias!a del General Cruz, y que luchó con encarnizamiento por el. ¿Asistirán a los sermones? - Sin duda que sí. ¡Confianza y adelante! . Hubieron de terminar los misioneros su diálogo o cambl 0 5
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