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Prelado y Misionero 34'? ---------------- ¡¡ismo e hipocresía de dos sujetos de escaso criterio moral. Sin duda experimentó gran contento al leer la carta, y se la debió mostrar a los interesados. No quedó satisfecho el amor propio del iracundo ma– trimonio, como no pudieron quedar satisfechos los come– diantes, quienes continuqron criticando el proceder del pre– dicador. Este se propuso desvanecer los escrúpulos de tantos devotos fervientes de la túnica de Jesús Nazareno. Y el día 27 del mismo mes de Mayo, festividad del Santísimo Corpus Christi, el misionero ocupó eí púlpito de la iglesia de San José como todos los días y pronunció una oración ·sagrada muy sentida, exponiendo los modos de honrar y servir a Je– sucristo. Habló acerca de las comedias, citó gran número de textos de Santos Padres y de Concilios sagrados, que las reprobaron. Expuso además textualmente los anatemas lanzados por la Iglesia contra comediantes, contra empresarios y contra los Sacerdotes que a ellas asisten. Con este sermón cesó pa– ra siempre el incidente. En el mes de Julio predicó una misión a los presos de la cá rcel y en Septiembre dió dos turnos de Ejercicios, uno a hombres y otro a mujeres. Del 9 al 26 de Diciembre hallábase en Escuintla, donde diez años antes habíá misionado con el extraordinario fruto que se dijo en otro capítulo. La ciudad había sido diezmada. por la fiebre amarilla, muriendo más de tres mil personas en pocos meses. Siendo el misionero tan conocido y reverenciado en la ciudad y su comarca, a nadie pueden extrañar las demos– traciones de devoción y entusiasmo a que se entregaron los de Escuintla al recibirlo y al oir su predicación. No es nece– sario describirlas. Las aldeas próximas quedaron desiertas. Hombres, mujeres y niños asistían a los sermones a porfía. Pero el enemigo de las almas sembró cizaña. El Comandante militar de la plaza dió orden de que lodos los varones que se vieran en Escuintla fuesen alistados para servir en filas, obligándoseles a incorporars~ inmedia– tamente al éjército, con pretexto de que amenazaba un al– Zamiento. Verdad es que no tardaría mucho en producirse un mo– Vimiento de insurrección, aunque lejos de aquella comarca 'Y sin peligro de que tuviese repercusión en Escuintla. Pero.
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