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348 El Pa el re Esteban de Adoain ---------------- se indignó contra el predicador, se quejó con amargura en. tte la gente de su ~aya, se revolvió airada, alzó la protesta hasta su marido y ambos consortes se presentaron a nte el Arzobispo. que aquellos días se hallaba en la Antigua , ha. ciendo la Visita Pastoral. El Arzobispo ya no era Don Fran. cisco García Pelaez, que había muerto en Febrero en lti67 siendo muy llorado en toda Guatemala. El nuevo Prelad~ era Don Bernardino Piño!. que no estaba tan compenetrado con el pueblo ni lo conocía como su antecesor. Con el fin de apaciguar el ánimo de tan iracundo ma– trimonio, les prometió que inmediatamente iba a escríbir al · predicador una carta con la que quedaría arreglado el asun– to a gusto de todos. El documento que dirigió al Padre Es– teban. era correctísimo y respetuoso, pero no tan cordial co– mo lo hubiera escrito su antecesor. El Padre Esteban contestó con entereza suponiendo fundadamente que el Prelado mos– traría sus líneas a los querellantes. He aquí la copia exacta de la contestación: «Parroquia de San Sebastián, 7 de Mayo de 1869.-Excelentísimo Señor Arzobispo: En estos momentos que son las cuatro de la tarde acabo de recibir la muy atenta carta de vuestra se– ñoría Ilustrísima. Y en contestaciÓn a ella digo: Que es ver– dad que he predicado contra las comedias que se han re– presentado algunos días de fiesta en esta ciudad, a las que han asistido algunos Sacerdotes y no ha dejado de escan– dalizarse el pueblo. Han dicho que con el producto de las comedias quieren hacer una túnica a Jesús. Y yo dije públi· comente: Que los judíos despojaron de la túnica a Jesús por nuestros pecados, y que aquí se trata de hacerle una túnic::r con el precio de los pecados. Y que esto nunca puede agro· "dar a nuestro Señor Jesucristo. Además han salido a escena muje1es vestidas .de religiosas y un hombre vestido de Sacer· dote .- Con todo respeto beso el Anillo Pastoral de su señoría Ilustrísima y Reverendísima.-Fray Esteban de Adoain» . La carta es respetuosa, p ero sin adulc¡ción, maciza y sin· cera. No tiene el Padre Adoain por qué ocultar la frase del sermón que pudo parecer más dura a algunos oyentes. Y se la repite al Sr. Arzobispo. El Prelado no replicó ni habló con -el misionero acerca de este asunto, ni intervino en él para nada en lo sucesivo. Sin duda sintió pesadumbre de haber tomado parte con su alta autoridad en un asunto de tan poca monta, y de haberse dejado sÓrprender por el nervio·

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