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Prelado y Misionero 347 Referiremos un incidente curioso: Hallándose el Padre Esteban en la misión de Villanueva, fué informado por va– rias personas Jidedignas, testigos de vista, de que en An– tigua Guatemala se organizaban espectáculos teatrales por un grupo de señoras, con el fín df!! recaudar fondos para ad– quirir una túnica destinada a la imagen de Jesús Nazareno, que recibía culto en la iglesia de la Merced. · , Por lo visto, allí también se rendía culto a la moda: fiestas profanas con fines benéficos o piadosos. Tales fies– tas suelen ser organizadas por personas ultra-devotas, que en punto a catolicismo no ceden la palma ni a un santo, gentes cicateras y raquíticas, que de las quinientas mil pe– setas que poseen, no tienen generosidad para consignar cien con destino a una imagen sagrada, y se permiten la audacia de apelar a bolsillos ajenos, explotando la concupiscencia o por lo menos la bullanga y la mundanería. Así, a la sombra de túnicas sagradas y de hábitos cle– ricales se pretende adulterar la piedad, se desacredita el cristianismo, se rebaja el criterio moral y se• hace una mez– cla repugnante de lo santo con las pasiones, del espíritu de Cristo con el espíritu de Belial. Ya se adivina que el fin benéfico o piadoso no es sino un pretexto de gente desaprensiva que quiere gozar con el mundo sin desacreditarse. Así en la Antigua se tomó a · Jesús Nazareno como pan– talla o como cortina para disimular la verdadera finalidad. Y a co~ta de Jesucristo que padece y sufre, pudieron. diver– tirse y chancear a rienda suelta los devotos y las devotas. Llegado el Padre Esteban a la Antigua, supo que los festivales se habían celebrado con escándalo de gran parte del público; que algunas mujeres se habían exhibido en las tablas, disfrazadas de monjas y algún hGmbre ·vestido de Sacerdote, excelentes cortinas para tapar instintos pasiona– les. Pero nadie tuvo valor para levantar la voz contra el abuso, ni siquiera los que por obligación grave deben velar por la moralidad. Nuestro venerable Padre Esteban no quiso ser cómplice en el silencio. Y uno de los primeros días de Mayo en que el templo de San José estaba repleto de gente, predicó con– Ira las comedias y contra el afán de amalgamar el espíritu del mundo con ,el del cristianismo. La señora que hal:iía íniciado la idea de los festivales
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