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334 El Padre Esteban de Adaai~ - cual era un mal ejemplo continuo. Exigía el bien común que aquel miembro gangrenado "fuera cortado prontamente. En cuanto el buen Padre Adoain tomó posesión de sus cargos, llamó a Fray Félix a su celda. Le rogó que le expu. siera sus quejas. El infeliz Hermano contestó que su Prole. sión había sido nula; y con terquedad irritante, añadió que quería escribir a la Sagrada Congregación en ese sentido, ya que los Superiores de . la Orden no le querían a tender. Escribió el Padre Adoain al Reverendísimo Padre General Nicolás dé Ma rignono; exponiéndole el caso. Y entre tanto exhortaba a Fray Félix, a nimándole a la perseverancia. El lego rt:plicaba que quería licencia por escrito para empren. der viaje a Roma y tratar personalmente su asunto con quien procediera. - Nuestro Padre Adoain consultó con los dos Consiliarios o AEistentes y les manift:stó su parecer favorable a Id exi· gemCia del Hermane. Era contra las leyes de la Orden. Pero ante la ley supremo de la caridad no existen leyes humanas. Entreg6 a Fray Félix Letras Obedienciales para ir a Roma, dende <·e presentaría ante el Rvmo. P: General. Mas antes le prcpccsó pasar de su condición de ·lego al estado clerical; le prometió que si su gusto era vivir en otro convento o en otra región, conseguiría esa gracia de la benevolencia del Padre General. El fraile persistió en su pretensión. Al despell.irse, díjole nuestro Padre Adoain que se quedaba en el convento orando por su alma; y que si volvía, sería muy bien recibido. Quedó el Siervo de Dios pidiendo a la Divina Pastora que comunicase tranquilidad a aquella oveja extraviadcr y la hiciera volver al rediL aunque hubiera de servirse de un golpe de su caym;!o. En efecto, el inquieto lego experimentó un fuerte golpe. Apel'.as llegó a la capital de la república de Guatemala, cayó gravemente enfermo, y aunque no estuvo muchos días en cama, bastó para que entrara en reflexión y cordura. Todavía \:onvaleciente, regresó a presencia de su bondadoso superior pidiéndole perdón, dándole las gracias por la P?· ciencia que con él había tenido y declarando que reconoc1a la validez de su Profesión religioso con firme propósito de perseverar en ella. El Padre Adoain le recibió como el buen Padre al hijo pródigo; y Fray Félix fué desde aquel día un religioso ejemplarísimo. Ocurrió todo esto en Junio de !870, como puede verse en las cartas que conservamos. Pues bien.

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