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Nuevas actividades en Centro-A~rica 331 de Dios, que sin duda le ayudaría a desempeñarlos con •cierto. Ante estas reflexiones se rindió con humildad nues– trO buen Padre Adoain y subió a ocupar su puesto al frente de sus súbditos. El Padre Adoain no era un pusilánime, era un valiente. Lo había demostrado infinidad de veces durante su vida. Aquel hombre que había sabido erguirse frente a frente de Jos potentados conminándoles con la justicia de Dios, que había alzado su voz ante las turbas revolucionarias, que había recorrido miles de leguas realiz.ando una labor ruda y difícil. que se vió calumniado, encarcelado y desterrado, mirando con E.erenidad a sus adversarios, renunció la voz activa y pasiva en dos capítulos celebrados en la Antigua en 1862 y en 1865, declinando toda rosibilidad de llegar a una prelacía; y ahora, obligado a ser el primer superior, solloza como un niño y rs·nuncia honores y cargos. Mas no Jos renuncia por temor a un fracaso y descrédito personal. Eso sí hubiera sido cobardía y pusilanimidad. Los renuncia mirando únicamente a Dios, a quien todo superior ha de rendir cuenta rigurosa de las almas de sus súbditos; los re– nuncia porque entiende .que él ha nacido para misionero y no para mandar; los renuncia, en fin.. porque cree que no debe culriünar sobre otros religiosos a quienes concer,>túa más perfectos que él y más aptos para gobernar. Par~ re– nunciar prelacías así. hace falta más valor que par<11 acep– tarlas. Los que no pertenet emos a la aristocracia de la virtud o no entende¡mos las exquisiteces de la humildad de buena ley, no sabremos penetrar el significado del llanto' de aquel hombre de Dios. Sonríanse los hombres superficiales y los incomprensivos. . Los hombres de recto sentido se descubrirán ante el llanto de este coloso de la virtud y del apostolado. De un detalle queremos J:¡acer mérito, que honra a los Padres Capitulares. Todos ellos eran catalanes, excepto uno que era italiano. Sin embarqo dieron sus votos al único na– Varro que había entre los miembros del Capítulo. Loor a aquellos religiows ejemplares que supieron despojarse de llliras humanas, siendo dóciles a la inspiración del Espíritu Santo. (!) -- (1) Para la reciente fundación de Nueva San Salvador fue- ron destinados en el mismo Capítulo, los Padres Llisá, Serafín de
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