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El pacificador de Centro-América -------------~~----~~~~~~~~~-- 313 Ya se deja entender que su espiritual mudanza fué de un efecto sorprendente. · La misión, que duró hásta el día 30 de junio, no se pudo predicar en ia Catedral. Se predicó en la plaza, porque desde }os puntos más distantes de la república y desde fuera de ella afluían ingentes muchedumbres ya desde los primeros .días. El catorce, al anochecer, debía estallar el movimiento revolucionario, según se había acordado. La sublevación debía comenzar en la capital. y a la madrugada del día quince estallaría en las prin– cipales ciudades de la · república. Todos los días el número de hombres que asistían a los sermones era mayor que el de mujeres. Pero el día catorce el Padre Adoain, que aún ignoraba la fecha señalada para el alzamiento, quedó sorprendido al ver desde el púlpito, nutridas columnas de hombres que se extendían en todas direcciones. Eran sin duda los reclutados en las aldeas para dar el golpe en la plaza misma. El misionero, al verlos, predicó acerca del Juicio Univer– sal. haciendo vivas descripciones muy propias para impre– sionar fuertemente la imaginación popular. Fué citando a juicio ante. toda la humanidad y ante el Juez infalible a reyes, a Obispos, a Clérigos; a militares, a religiosos, magis– trados, gobernadores... a concubinarios, a asesinos como Caín, a rencorosos que gozan con sangre y exterminio.. etc. Se acabó el sermón con actos de contrición de suma ve– _hemencia, y con las letrillas de Pejdón oh Dios mío. Las lágrimas surcaban las mejiilas de los hombres más duros. Media hora más tarde algunos dirigentes invitaron a las turbas a dar el asalto; pero éstas se. negaron alegando que habían sufrido un engaño, y que no querían sang~e. sino paz y salvar su alma. Otros, en· vez de reunir gente para comenzar la algarada trágica, se presentaron al Go– bernador poniéndose a su disposición con su hueste y con sus armas y descubriendo todo el complot que se había tramado. Con lo cual quedó disipada la tempestad. El supremo gobierno compre"ndió aquella noche que toda la república había estado sobre un volcán. Sin embargo se abstuvo de tomar disposición alguna hasta ver si en otra Parte se realizaba alguna intentona. Solo hubo sublevación seria en la ciudad de San Mi-

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