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306 El Padre Esteban de Adoain ~--------~~~~~~~~~~ Se hallaban presentes en el templo el señor Obispo, el Gobernador del Departamento, el· Ayuntamiento en plen todas las autoridades. 0 • El público era muy numeroso, pero cabía holgadament en el templo, a pesar de haber afluído mucha gente de lae aldeas próximas. No se comenzó mal. pero fa\taba en aaue~ acto solemne mucha gente de la ciudad. No estarían pre. sentes los barristas, que dicho sea de paso, no eran mayoría en Nueva San Salvador, ya que la ciudad llevaba fama de reaccionaria, por lo cual los liberales de la capital juraron que 'habían de reducirla a cenizas. Y faltarían también a la inauguración de la misión muchos derechistas que temían declararse demasiado, acobardados por el peligro de las circunstancias. Los que asistieron convirtiéronse en propagandistas de la misión. A los pocos días hubo de resolverse el Padre Adoain a levantar un púlpito en el amplío patio del Semi– nario, colocándolo entre este y el templo, porque el concurso era tan E!norme, que se llenaban templo, patio y dependen– cias inmediatas. Un suceso trágico, que causó viva impresión, contribuyó no peco al éxito. Hablando el Siervo de Dios acerca del dog· ma del infierno, observó que no causaba el efecto que esta· ha acostumbrado a ver en sus auditorios. Debió de advertir, desde el púlpito, ciertas sonrisas escépticas que robaban la atencion de buen número de fieles. En semejantes ocasiones solía tener arranques impro· visados que producían ·conmoción formidable en los tempe· ramentos más fríos. Aquel día exclarn,ó con su voz de true· no: «Señor, ¿no mostrarás ahora mismo una chispa del fuego que tu ira soberana tiene encendido en el infierno para Jos réprobos?» . El Cielo estaba sereno. Así Jo comprobaron y lo ahr· maron los que se hallaban en el patio. Y sin embargo en aquel mismo momento cayó, con horrible estruendo, un ray~. en el umbral del templo. La consternación del público fue enorme. Pero el terror no tuvo límites cuando advirtieron que el rayo dejó carbonizados a dos jóvenes de distinto_sexo que, alardeando de escepticismo, se hallaban entregaaos 0 repugnante inmoralidad en la puerta misma de la iglesl 0 · El Obispo de la Diócesis, entendiéndose con las auto· ridades civiles, acordó privarles de sepultura eclesiásticO·
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