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CAPITULO XXIX EL PACIFICADOR DE CENTRO-AMERICA 1 (1865) BJULLP.NTE LABOR A VISTA DEL GOBERNADOR, DEL OBISPO Y DEL AYUN– TAMIENTO DE NUEVA SAN SALVADOR.- A LA CAPITAL.- DUEÑISTAS Y BA– R!I!STAS.- PREPARATIVOS PARA EL ALZAMIENTO.- LOS SUCESOS DE •SAN MIGUEL•.- -EL PADRE ADOAIN CONJURA LA REVOLUCION. A L acometer el Padre Adoain la empresa que se le había encomendado, ·pudo presentarse al público con la jac– tancia del que se cree necesario árbitro de la situación; o bien pudo sentirse poseído de un temor excesivo que produce cobardía y pusilanimidad. Cualquiera de ambos extremos hubiera sido explicable. Pero ambos hubieran esterÜizado su intervención y le hubieran llevado a un fracaso. Tanto la jactancia como el tenior desordenado nacen de pensar en sí mismo. Mas el Padre Adoain se olvidaba de su persona. Concentraba su atención en lo sobrt:inaturaL Era él un misionero y nada más. No quería ser diplomático,;ni legado de autoridades humanas, ni político. La eficacia $fe sus intervenciones estuvo en actuar solo como legado del Redentor de las almas. Nunca ató su conciencia al cinturón de las potestades seculares. Se ignoraba cuál era la fecha señalada ·por los barris– tas para el alzamiento, pero veíase claramente la nube ne- 9ta preñada de los rayos de la revolución. La misión de Nueva San Salvador o Santa Tecla princi– Pió el día doce de Marzo, domingo segundo de Cuaresma, F.:t la iglesia del Seminario, en que fué alojado el Padre eban con sus compañeros. 20

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