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Q _ _:_9_0___---:___E_I_P....:adre Esteban de Ad..:o_:a:.cin"----,-----~ E) fracaso se debió a una circunstancia i.nsignificant en apariencia, pero trascendental en ·e] fondo. e En la iglesia del Calvario, que fué entregada a nuestr Misionero, existía un coro que era utilizado solo .por el p~ blico, ya que no tenía otro acceso que el de la puerta del templo. Los religiosos utilizaban para · sus rezos un coro bajo que existía en el ábside. La ocupación del coro alto dé Chiquimula por los se. glares, perturbaba a los religiosos no poco, siendo un estorbo en horas de oración. El Padre Adoain, después de consultar con el Superior del Convento de Antigua, dispuso que se desmontara aquella dependencia inútil. No participó el Pá– rroco de esta opinión y se dispuso a poner en práctica todos los medios para "Conservar el coro, alegando que él era el único que tenía derechos y jurisdicción sobre el templo. En vista de ello, el Superior de Antigua envió Letras obediencia les a los tres religiosos, para que abandonando Chiquimu!a, regresasen a Antigua con todo el equipaje, has– ta que el tiempo decidiera la cuestión. Y el Padre Adoain obedeció con sumo gusto, dejandci. a l cura de Chiquimula que disfrutara en paz de los derechos que"alegaba. En con– secuencia, se reintegró a su comunidad a principios de 1863. Sintió en gran manera el público la ausencia de los re- . ligiosos. Pronto comenzaron a menudear súplicas y repre- . sentaciones para que volvieran. Pero el Padre Guardián de Antigua se concretaba a contestar que la Divina Providencia dispondría las cosa s para bien de todos. Comenzó nuestro Misionero el año 1862 muy quebran· tado de fuerzas físicas pero con los bríos espirituales de siempre. Creyéndose con más resistencia de !á que acusaba la realidad, emprendió la Misión de Esquipulas, en el mes de Enero, aprovechando grandes concentraciones de fieles que acuden anualmente en dicho mes a visitar una milagro· sa imagen de Jesús Crucificado venerado en un santuano. propieda d de la villa. Con tal motivo sueleri celebrarse f,e· rias concurridísimas, de gentes que afluyen desde los rnos remotos pueblos de Centro-américa y ha sta de Méjico. «A la feria, dice el Padre Adoain. acudieron largas r.e· cuas de mulos. cargados de mercancías; pero a la Mision llegaban aldeas y pueblos enteros en ca ravanas, a pie, t~: yendo provisiones para varios días. Hubo grupos qu; e cieron cinco día s de camino para asistir a la Misión. fi¡zoS
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