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288 El Podre -Esteban de Adooin --------------------------~~~~------------ enemistadas con escándalo de la ciudad, se reconciliaron Los escandalosos públicos y las mujeres mal entretenidas– pedían perdón en la . misma iglesia públicamente. ,. »A los presos de la cárcel se les predicó ·una semana se les dijo la Misa· y comulgaron casi todos con mucha edi~ ficación... El día dieciseis de Abril se dió fin a la santa misión. Los frutos han sido: cinco mil ochocientas comunio– nes, trescientos trece matrimonios legitimados. Dieciocho co. ros de niñas en la Asociación Mariana y tres de niños •. (1) Basta la sencilla narración del Padre Adoain, para ver todo el relieve de un suc·eso sumamente honroso para él. Van los Padres Jesuítas a dar una misión. Y aunque son maestros de oratoria sagrada, ·fracasan a causa de las espe– ciales circunstancias de la ciudad. Queda esta en peores condiciones después de despreciar la gracia de Dios. Va nuestro Padre Adoain y se rinde toda la ciudad sin reservu alguna, obligándole a permanecer en ella dieciseis días más. El Padre Adoain diría: «El cayado de mi Pastorcita Divina es maravilloso. ¿Qué vale a su lado la vara mágica de Moisés?» Inmediatamente salió para -la misión de San Jacinto, r después a la de Jocotán y finalmente a Chimalapa, que ter– minó el día 18 de Junio. Las marchas a pie y siempre acompañados de muche– dumbres que desafiaban los rayos del soL En todas hubO> grandes éxitos espirituales, a pesar de la apatía de los indios, que era el tormento de todos ·los Clérigos, porque los mismos indios confesaban que desde que se habían casado no• habían vuelto a entrar en un templo hasta los días de la misión. Las cifras relativas a frutos espirituales fueron mur elevadas en estas misiones, porque a cada una el concurso era procedente de varias aldeas que distaban hasta catorce leguas. Como el departamento de Chiquimula confina con Honduras y El Salvador, afluían nutridos grupos de ambos países, haciendo sus jornadas IO!n cuatro y cinco días. Era tal el entusiasmo de los pueblos, que muchos de ellos solicitaban fundación de convento de misioneros, pro· metiendo edificar casa e iglesia a cuenta del municipio 0 del público. (1) Cuaderno III, pág. 46 y sig.
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